Este año representó como nunca una serie de desafíos para el sistema educativo nacional paraguayo que de hecho ya enfrentaba falencias, compromisos, transformaciones y otras situaciones que ponían a este sector a prueba y como uno de los más delicados al momento de la llegada del COVID-19.
Todo lo que se tenía planificado, tuvo que rehacerse completamente y reconvertir todo para hacer frente a una situación ajena, explicó el viceministro de Educación, Robert Cano, en conversación con La Nación.
“Esto pasó en Paraguay y en el mundo. De una educación presencial pasamos a una virtual, eso fue lo más desafiante y lo peor era que teníamos poco tiempo. Desde marzo, cuando supimos que entramos en cuarentena, tuvimos que hacer un cambio radical en los planes e hicimos trabajos sumamente intensos esos días. Tuvimos que dar respuesta, desde ese lunes 16 de marzo, el ministerio ya tenía operativa lo que hasta ahora funciona como plataforma online”, recordó.
El alto funcionario expresó que el principal objetivo en ese momento era llegar al docente y al estudiante, para que no se pierda ese contacto. “La escuela se trasladó a la casa en 24 horas, sin parar. Se dio ese paso y esa plataforma permitió a los docentes disponer de más tiempo para poder dedicar mayor tiempo posible a la interacción con los estudiantes”, acotó.
Cano señala que hicieron una aproximación del alcance al que llegaban al mes y medio del inicio de la cuarentena, lo que arrojó que llegaban a un 86% de los estudiantes por medios telemáticos. A otro 10% se llegaba con medios físicos, teniendo en cuenta que se trataba de chicos que no tenían acceso a internet, por lo que se les enviaba cuadernillos. “Allí quedaba un 3% a los que el docente no lograba contactar de ninguna forma. Dentro de todo, haciendo una evaluación rápida, se dio una respuesta interesante y había un contacto del 97% con el estudiantado”, agregó.
De forma paralela fue instalándose en el ministerio la plataforma Microsoft Teams, que implicaba una formación previa del docente para su uso. A la fecha, según Cano, son 60 mil docentes que están entrenados para el uso de la herramienta, y que incluso están preparados para el 2021, el cual será una año aún más desafiante porque se tendrán que sostener las clases virtuales y presenciales.
Desde mitad de año, se redujo la interacción
El viceministro reconoció que desde agosto empezó a registrarse una importante disminución de la interacción entre docentes y estudiantes, en lo que se refiere a la entrega de tareas y otros trabajos. No obstante, destacó que gracias a la publicación del documento para cierre de etapa, donde se establecían criterios de promoción del estudiante, los alumnos volvieron a activarse. “Se dejó todo para última hora, así como las tareas y los demás trabajos”, aseveró.
Desde la cartera educativa visualizaron a docentes sumamente sobrecargados con cosas que antes no tenían, por lo que no querían tomar una decisión realizada por otros países, en los que se hacía la promoción automática del estudiante, quien avanzaba de grado sin ningún tipo de examen.
En ese sentido, se establecieron dos tipos de evaluaciones; la primera etapa una cualitativa y la segunda una cuantitativa. Es decir, el estudiante sí puede aplazarse e incluso repetir de año si no cumple con los requisitos.
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El año que viene trae más desafíos
El viceministro Cano consideró que la experiencia que se registra en estas últimas semanas del calendario lectivo con el retorno voluntario de estudiantes del último nivel de la media, será sumamente importante para lo que se deba hacer en el 2021, año que se tendrá una educación virtual y otra presencial.
“Porque en 2021, cuando con certeza tengamos que volver, se tendrá mayor protocolo. Es una realidad, yo respeto lo que dicen algunos, pero el derecho a la educación está consagrado en la Constitución Nacional. El interés es superior al del ministerio. Si hay familia que no envía a su hijo al colegio, igual tiene derecho a recibir educación así como el que va a la presencial. Es mandato constitucional”, refirió.
El funcionario mencionó además que el 2021 será un año más desafiante y complicado que el 2020, ya que se tendrá una proporción que irá a clases presenciales que va ir creciendo a medida que pasen los meses.
“La infraestructura en los colegios es importante pero lo más importante es tener los elementos de bioseguridad, es lo que finalmente va marcar la diferencia. Es cuidar la interacción que tengamos. Tenemos que garantizar el alcohol en gel, agua, el protocolo de interacción para minimizar el riesgo de contagio”, culminó.
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