Hoy domingo 1 de noviembre, la feligresía católica conmemora el Día de Todos los Santos y mañana lunes 2 se recuerda a los fieles difuntos, en ambas fechas se tiene acostumbrado visitar los cementerios, encender una vela y dejar una ofrenda floral a los seres queridos que ya no están.
Mercedes García, de 82 años, quien gran parte de su vida la dedicó a la catequesis, explicó que en Paraguay se están perdiendo las tradiciones católicas y que cada año son menos las personas que visitan los cementerios o se encomiendan a Dios mediante los santos.
“Hoy se conmemora el Día de Todos los Santos, aquellas personas que vivieron y respetaron los mandamientos de Dios y luego se convirtieron en santos. Cada uno tenemos un santo que nos protege a quienes nos encomendamos y de quienes debemos replicar sus acciones. Vivir como Dios y Jesús quieren para convertirnos en santo algún día”, dijo en contacto con La Nación.
Resaltó que en la fecha también se aprovecha para visitar a los niños que dejaron la tierra antes de tiempo, conocidos como “angelitos”.
“Ellos no necesitan que se rece para su eterno descanso, pero prenderles una vela, llevarles flores y todo lo que hacemos por ellos se queda para nosotros que estamos en la tierra, para que nos protejan, porque ellos ya son ángeles”, manifestó.
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Día de los Fieles Difuntos
Doña Mercedes nos explicó que el Día de los Difuntos, que se recuerda cada 2 de noviembre, es para visitar a nuestros seres queridos que dejaron la tierra y aprovechar para cambiarles el paño de sus cruces, prenderles una vela y dejarles flores, para que se sientan queridos.
“Según la creencia, es el único día en el que los difuntos están libres para compartir con sus seres queridos en la tierra. Para que se sientan queridos, por eso es importante visitarlos y recordarlos siempre, no solo el 2 de noviembre”, aseguró.
Desde las casas
En otro momento, lamentó que no se deje entrar a los niños y a las personas de la tercera edad a los cementerios, ya que los adultos mayores son los únicos que recuerdan estas fechas y los niños al acudir, pueden lograr que la tradición continúe.
“Cada año son más pocas las personas que visitan. Este año con las prohibiciones las personas de la tercera edad ya no podemos ir, entonces desde nuestras casas le tenemos que llevar en nuestros corazones, prenderle una vela en sus nombres y rezarles un padre nuestro más un Avemaría”, resaltó Mercedes.
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Visitar todos los lunes
Así también, sostuvo que es importante visitar todos los lunes a los familiares fallecidos, no solo cada 2 de noviembre. “Si tienen tiempo y disposición es importante visitar a nuestros seres queridos todos los lunes, día establecido para las visitas según nuestros ancestros”, indicó.
Afirmó que eso es más bien para aquellos quienes tengan un cementerio cerca y en caso contrario, debería aprovechar el 2 de noviembre para visitar tanto a familiares como amigos que ya partieron, pero que viven en los corazones.
Tradiciones perdidas
Nuestra entrevistada lamenta que las tradiciones de a poco se estén dejando de lado, por lo tanto insta a que desde pequeños se inculque a los niños a seguir con estas costumbres para que de a poco vuelvan a cobrar fuerzas.
“Todo lo que se nos enseña desde niños se queda para siempre”, resaltó y agregó que son muy pocos los jóvenes que se animan a seguir lo nuestro, estos días son partes de “la cultura que en Paraguay de a poco se va perdiendo”, dijo.
“Hoy en día ya no se pide ni la bendición, que antes era como algo necesario al ver a nuestros padres, abuelos y tíos. No es solo bendición de nuestros seres queridos el que recibimos, sino que el de Dios que se vale por nuestros padres y abuelos para hacernos llegar su bendición”, aseguró.
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La muerte no es el fin
“El 1 de noviembre celebramos la fiesta de Todos los Santos y el 2 recordamos a Todos los Fieles Difuntos. Ambas celebraciones están íntimamente conectadas y seguramente en estos dos días muchos de nosotros deseamos ir al cementerio y tendremos muchos recuerdos de nuestros seres queridos”, dijo para nuestro medio el hermano capuchino Mario Osvaldo Florentino.
Comentó que estos no son días para entristecerse, para quedarse llorando o entrar en depresión. Son días para testimoniar nuestra fe, renovar nuestra esperanza de ser santos e interceder por todos los fallecidos.
“Nosotros no creemos que la muerte es el fin; que el cementerio es nuestro destino final; que todo se termina con la descomposición de nuestros cuerpos mortales. Al contrario, creemos que la muerte es una transformación por la cual todos pasaremos. Creemos en la resurrección de los muertos”, puntualizó.
Agregó que celebrar el Día de Todos los Santos es creer que la muerte de ellos no fue su fin. “Es creer que están junto a Dios, que ya participan de la fiesta del cielo, que nos miran desde allá y están dispuestos a interceder por nuestras necesidades”, manifestó.
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