Erika María es el vivo ejemplo de que cuando se quiere, se puede, ya que es la protagonista de una historia de superación que la llevó a crear su propio emprendimiento gastronómico con el apoyo de sus padres, Lourdes Bianciotto de Chiriani y Máximo Chiriani.

Erika María Chiriani Bianciotto es una joven de 24 años, que a los 1 y medio aproximadamente fue diagnosticada con Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD), un padecimiento que afecta la motricidad fina y gruesa, por lo que no podía caminar, hablar, socializar, es decir compromete a todas las partes del cuerpo y debido a ello no solo tenía inconvenientes en la parte física, sino también problemas para usar y entender el lenguaje, dificultad para expresarse.

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Pero a pesar de todo esto, Erika no se dejó estar, ya que desde pequeñita atravesó por varios procesos, asistiendo a terapias de diversas especialidades de la medicina, para poder superar las dificultades que le fueron impuestas. Esto gracias al acompañamiento de sus progenitores y toda su familia, que en todo este tiempo nunca la abandonaron y, además, siempre la impulsaron a seguir avanzando con cada logro.

Fue así como Erika con el tiempo, perseverancia y mucho esfuerzo fue venciendo las barreras que en algún momento le impidieron realizar actos de movilidad, traslado o simplemente comunicarse con otras personas. Consultando y siguiendo al pie de la letra las indicaciones de los fisioterapéutas, psicólogos, nutricionistas, etc.

De esta manera, logró finalizar sus estudios de Educación Escolar Básica y luego inició un curso de repostería, porque era lo que más le gustaba. Y finalmente lo que empezó con unas sencillas clases de repostería casera, pasó de elaborar bocados dulces para su consumo a trabajar en la preparación de confites a nivel comercial.

La especialidad de la casa. Foto: Gentileza.

Ya que se volvió toda una especialista en la preparación de pastafrolas, ella decidió romper la barrera de las limitaciones y enfrentar los desafíos. Debido a ello creó su propia tienda de postres, a la que bautizó como Erika María.

Y tras lograr llevar adelante su exitosa iniciativa, se vio obligada a aumentar la cantidad de su producción y a la vez diversificar los postres, por lo que también elabora tortas marmoladas, pie de limón, alfajores, cupcakes, budín, galletitas y tortas decoradas para todos los gustos.

Esta es una de las tantas propuestas elaboradas por Erika. Foto: Gentileza.

Erika no solo es una apasionada del arte culinario dulce; además le gusta pintar cuadros como un pasatiempo; acude al gimnasio diariamente a las clases de zumba y, como si todo fuera poco, también le gusta el fútbol.

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Es fanática del Olimpia. Algunos meses atrás formó parte del plantel de fútbol femenino del Franjeado. Ella es fan de Roque Santa Cruz y su sueño es poder conocer personalmente al futbolista y regalarle uno de los productos que ella misma prepara, por lo que el año pasado preparó un video y lo lanzó a sus redes.


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