Buscan alertar a la población y al personal de salud sobre el riesgo de los incendios forestales en todos los departamentos del país y los efectos a corto, mediano y largo plazo.
En la noche del jueves, la Dirección de Vigilancia de la Salud del Ministerio de Salud emitió una alerta epidemiológica ante riesgos y daños a la salud como consecuencia de los incendios forestales registrados en el territorio nacional. Indicaron que la medida se sustenta en la necesidad de alertar a la población y al personal de salud sobre los efectos a corto, mediano y largo plazo, para intensificar la vigilancia de las enfermedades y organizar los servicios de salud para dar respuesta sanitaria oportuna y adecuada.
Riesgos a corto plazo
Señalan que los efectos inmediatos están relacionados a la presencia de síntomas respiratorios y cardiovasculares, sobre todo en personas con enfermedades cardiacas y pulmonares crónicas y que entren en contacto con el humo; las intoxicaciones agudas por monóxido de carbono (CO2); las quemaduras, otras afecciones tópicas (mucosa ocular, nasal, piel).
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Mediano o largo plazo
En cuanto a estos riesgos, figuran alteraciones ecológicas producidas en el hábitat natural de los animales, lo que puede provocar migración de primates desde áreas de riesgo de transmisión de fiebre amarilla, migración de murciélagos, movilidad de su hábitat de serpientes y proliferación de ratas de campo (riesgo de transmisión de hantavirus). Además, el aumento de riesgo de cáncer y enfermedades pulmonares crónicas.
Repercusiones sanitarias
Entre las agudas probables aparecen el aumento de las consultas de urgencias y ambulatorias, quemaduras, aumento de las enfermedades respiratorias infantiles, que se asocian a una mortalidad considerable de los menores de 1 año, alteraciones de la función pulmonar, aumento de asma y de otras enfermedades respiratorias, y posible aumento de la mortalidad cardiovascular, aumento de las hospitalizaciones por causas cardiopulmonares. En cuanto a la exposición al humo, puede aumentar la mortalidad diaria.
Como crónicas figuran el aumento del riesgo cancerígeno, aumento de la incidencia de asma y otras enfermedades respiratorias, aparición de nuevos casos de neumopatía crónica y disminución de la esperanza de vida.