El cuidado de la casa común y la coherencia en las acciones fueron los ejes centrales de la homilía durante la misa dominical matutina en la Basílica y Santuario de Caacupé. La celebración estuvo oficiada por el obispo de San Pedro, monseñor Pedro Jubinville, quien además es responsable de la Comisión Nacional de Pastoral y de la Pastoral de la Juventud.
Monseñor Jubinville predicó en base a la parábola de los dos hermanos, que juega entre la oposición de decir y hacer, pues uno dice no, pero hace, y el otro dice sí, pero no cumple. En ese sentido, recordó que mucha gente siempre dice sí, pero al final no hace lo que dice y se refirió a las personas que actúan con sentido de superioridad moral al juzgar a los demás. “Necesitamos muchísima humildad y reconocer que muchas veces nos movemos por intereses personales, familiares, por impulsos”, indicó.
Agregó que muchas veces cuesta tener comportamientos coherentes. Al respecto, mencionó que existen personas que dicen ser fieles y forman parte de una comunidad cristiana, pero que “no van a la viña” y no actúan como proclama el evangelio. “Nos cuesta tener comportamientos coherentes en la familia y en la comunidad”, aseveró al indicar que muchas veces, se crean chismes y se juzga a las personas de ser buenas o malas.
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La falta de coherencia también se refleja en cómo vivimos con el medio ambiente y el cuidado de la ecología. “Todo el mundo estamos a favor de la ecología. Todas las empresas ahora son verdes”, indicó.
En ese orden cuestionó al Estado que se enorgullece de la energía limpia, la cero deforestación y dice querer favorecer las iniciativas ecológicas son empujes sostenibles, sin embargo, se sabe que persisten las malas prácticas ecológicas. “Cuando nos mandan a cuidar, nuestras acciones dicen lo contrario a lo que decimos”, aseguró.
Se refirió asimismo al cuidado de las personas, pues no siempre “estamos dispuestos a hacer y dejarnos guiar por Dios, en la escucha de su palabra”, pues la justicia no es un compromiso para fuera, dijo. “Si descubrimos el don que recibimos, entonces vamos a actuar con nuestras debilidades, pero también con amor. Que el Señor nos ayude a descubrir el don para trabajar en su viña, con las vidas transformadas por la misericordia”, concluyó.
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Pese a que el templo es grande, de la celebración eucarística participó un reducido grupo de fieles debido a la vigencia de las medidas de aislamiento social, que rige a causa de la pandemia del COVID-19.