Teólogo, docente, abogado, prócer de la independencia, cónsul y dictador perpetuo, formación y atribuciones que José Gaspar Rodríguez de Francia desempeñó durante gran parte de los 74 años de vida, que finalizaron un día como hoy, hace 180 años, el 20 de setiembre de 1840. Poniendo fin a lo que muchos historiadores describen como el período de consolidación de la independencia del Paraguay.

Nacido en Asunción, el 6 de enero de 1766, realizó estudios de Filosofía, Cánones y Sagrada Teología en el Colegio de Nuestra Señora de Montserrat en Córdoba (Argentina) y regresó a Asunción en 1785, para dictar cátedras en el Real Colegio y Seminario de San Carlos hasta 1792, cuando decidió dejar de lado la docencia para dedicarse a la abogacía.

Ocupó varios cargos en el gobierno de la entonces provincia del Paraguay, siendo incluso designado como diputado del Río de la Plata ante las Cortes de Cádiz, pero no se tiene documentado que haya llegado a desempeñar tal cargo. Una de sus más importantes participaciones entre las varias asambleas y congresos, que de manera muy continúa se desarrollaban en aquellos tiempos de mucha convulsión política y social, fue durante el Congreso de Vecinos, el 24 de julio de 1810, en el Real Seminario de San Carlos.

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Para muchos, el doctor Francia es considerado un emblema de la lucha por la liberación del yugo español. Foto: Biblioteca Nacional.

Un discurso que motivó cambios

Cuando tomó la palabra Rodríguez de Francia, con 44 años de edad, ya consolidado como una experimentada figura de la política criolla, para expresar de manera firme su rechazo al reino español, a Buenos Aires, a Lima y al Brasil, rompió el esquema de todos los discursos conservadores que se venían repitiendo una y otra vez.

“Esta asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es el rey de España. Cada uno de ellos ha abdicado dos veces. Los dos han demostrado su débil espíritu y desleal corazón. Más sea o no rey de España el uno o el otro, ¿qué nos importa a nosotros?. Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay. El Paraguay no es patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires. El Paraguay es independiente y es República. La única cuestión que debe discutirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos es cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra el Brasil; cómo debemos mantener la paz interna; cómo debemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay”.

Aunque este congreso finalmente resolvió continuar apoyando al rey Fernando VII, mucho de lo expuesto por Rodríguez de Francia no cayó en Buenos Aires y además de sacarle jurisdicción a Asunción sobre el territorio de Misiones, decidió enviar una expedición militar comandada por Manuel Belgrano, cuya derrota contra los paraguayos en octubre de 1810 sería una de las circunstancias motivadoras para la gesta de mayo de 1811, en que tomará parte activa Rodríguez Francia, al punto de ser el ideólogo de esta.

Defensa de la independencia

Formó parte del primer gobierno provisional formado tras la revuelta de mayo de 1811 y también lo hizo en la Junta presidida por Fulgencio Yegros, tras lo cual se retiró de la vida política por sentir que no tenía el control de las milicias, sin embargo, su gran cualidad de administrador hizo que fuera llamado de nuevo a integrar el gobierno, pero para ello puso condiciones.

El Congreso de octubre de 1813 nombró a Yegros y a Rodríguez de Francia como cónsules, quienes estarían al frente de la Junta Gubernativa por un año de manera alternada, desconectándose completamente de la autoridad de Buenos Aires, lo que motivó el enojo argentino y sometió a un bloqueo económico a la naciente República.

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Ante la posibilidad de un nuevo ataque por parte de Buenos Aires, el doctor Francia se dedicó a reforzar militarmente los puestos fronterizos de la nueva República, una de las primeras del continente en declarar oficialmente su independencia de España. En virtud de esta política defensiva surgieron los fuertes del Pilar, Curupayty, Atajo, Itapúa, Misiones, Olimpo, San Carlos, Formosa y Antequera.

Las salidas y entradas al Paraguay fueron controladas rigurosamente, permitiéndose solo el comercio exterior por determinados puertos fluviales, tales como Concepción, Pilar, Olimpo e Itapúa. Sin embargo, en estos cuatro puertos el comercio era exiguo, pues la República quedó sometida de inmediato al estricto bloqueo de Buenos Aires, en represalia por su declaración de independencia.

Rodríguez de Francia dedicó todo su esfuerzo a la defensa de la libertad del Paraguay, amenazada desde dentro y fuera del país. Foto: Biblioteca Nacional

Relaciones con los vecinos

Fue nombrado dictador perpetuo en el Congreso de 1816 y endureció las medidas relacionadas a la política exterior. Durante su gobierno mantuvo la conducta de no inmiscuirse en los asuntos internos de los países vecinos y ni siquiera se interesó mucho por el tema de límites, prefirió aislar el país a los desórdenes regionales y dedicó todo su esfuerzo a preservar la nueva, pero frágil independencia, atacada desde dentro y desde fuera.

Siempre fue muy desconfiado de los agentes que llegaban desde otros países y aunque nunca se negó a recibirlos, los hacía esperar en Pilar, antes de conceder autorización para llegar a Asunción; sin embargo, ante la menor sospecha o falta de confianza hacia las intenciones de los agentes enviados, estos eran rechazados y obligados a regresar.

Uno de ellos fue Manuel Correa de Cámara, enviado por el Imperio del Brasil a negociar una alianza en contra de Buenos Aires, a quien le obligaron a permanecer en Itapúa y se le hizo llegar una lista de peticiones imposibles de cumplir por los brasileños. Un año después fue enviado de nuevo por Brasil en calidad de embajador, pero nuevamente no le permitieron llegar hasta Asunción.

No se tenían mutuo aprecio con el prócer uruguayo, José Gervasio, pero este solo vio en Rodríguez de Francia la única posibilidad de escapar del Uruguay y llegó al Paraguay, donde vivió el resto de su vida, confinado en Curuguaty, convirtiéndose en el primer asilado político del continente.

Humildad y templanza

El dictador fue muy popular entre las clases más desfavorecidas y utilizó este apoyo para lograr ser nombrado dictador supremo y posteriormente dictador perpetuo, en los dos Congresos, en el que los representantes fueron elegidos por voto popular, pero donde no todos tenían la posibilidad de participar como electores.

Rodríguez de Francia prohibió el casamiento entre españoles con mujeres criollas, para así poder el Estado heredar sus bienes a la muerte de los españoles, por no tener estos descendencia. Entre 1820 y 1821, fue descubierta una conspiración dirigida por los líderes criollos afines a Buenos Aires, entre ellos Fulgencio Yegros y Pedro Juan Caballero.

El movimiento buscaba la manera de sacarse de encima a Rodríguez de Francia y así poner un gobierno que aceptara finalmente la unión con Buenos Aires en calidad de provincia. Varios de los conspiradores fueron fusilados un año más tarde.

La honradez y la manera tan sencilla de vivir son algo que ni los propios enemigos o detractores de Rodríguez de Francia han podido desvirtuar. Sus rivales más enconados, incluso, atribuían esa honradez y la ausencia de fortuna personal a un notable “desprecio por los ricos”. El Congreso de 1814 le asignó un sueldo de nueve mil pesos, pero él aceptó solo tres mil y a su muerte en 1840, dejó unos 36.564 pesos sin cobrar, por lo que todos estos pasaron a formar parte del tesoro del Estado, como parte de una ley que él mismo había promulgado.

No se le conoce descendencia, permaneció soltero y hasta en su modo de vestir y comer no han podido ser hallados excesos, cualidad que la mantuvo por toda su vida y fue una de las más influyentes características que lo unieron a los sectores populares y le valió el encono de las clases altas.

Durante su gobierno, el cierre de las fronteras, sumado al bloqueo impuesto por Buenos Aires, logró el autoabastecimiento, pero en materia de educación solo se limitó a reforzar el crecimiento de la educación primaria, sin interesarle el desarrollo de mayores niveles. El cierre del Real Colegio de San Carlos fue una muestra de eso.

Rodríguez de Francia fue quien comenzó a darle forma a la Asunción actual, al disponer que la ciudad se organizara en cuadras. Llamativamente la zona baja de la ciudad quedó fuera de este encuadramiento, razón por la cual la zona conocida actualmente como la Chacarita está cruzada por callejones.

El final de su vida

Con relación a su muerte, el historiador y escritor Julio César Chaves cuenta que "en 1839 comenzaron a hacerse notar los años y el desgaste físico. Hacia finales de junio de 1840, fue sorprendido por un aguacero en uno de sus paseos. Si bien a los pocos días comenzó a mejorar, se confió en su salud y desoyendo la cama y el reposo prescritos por su médico, se reincorporó a sus tareas.

Sin embargo, la atención del gobierno fue irregular en agosto, sus paseos a caballo se espaciaron, lo cual no escapó a la observación de la población. En franca y creciente oposición con su galeno, su situación se agravó con el comienzo de la segunda quincena del mes siguiente. Finalmente falleció a las 13:30 del domingo 20 de setiembre de 1840″.

La mayor parte de los testimonios que dan cuenta del terror de su gobierno personal desde 1814 hasta su muerte en 1840, son en su mayoría, de extranjeros o de paraguayos residentes fuera del país. Rodríguez de Francia logró juntar al campesinado, a los hacendados y a los comerciantes alrededor de una misma causa y un mismo enemigo en común, Buenos Aires.

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