Por Andrés Barrios (andres.barrios@gruponacion.com.py)
La pandemia llegó a Paraguay en el mes de marzo y desnudó la precariedad del sistema sanitario, una de las deudas históricas del Estado con el pueblo. El COVID-19 trajo consigo una fuerte crisis económica y social, pero a pesar de las adversidades, cuando hay gestión de las autoridades y de la ciudadanía misma, se demostró que se pueden subsanar las adversidades.
En la ciudad de Tobatí, departamento de Cordillera, los pobladores, entre comerciantes, albañiles, médicos, herreros y oleros se unieron por un bien común, la construcción de un pabellón de contingencia en el Hospital Distrital con todos los equipamientos, en el marco de la crisis sanitaria.
Mediante la unidad y la predisposición, los tobateños construyeron el pabellón para 20 camas de internación, aire acondicionado, dos baños modernos sexados y hasta un albergue para los familiares de los pacientes. También hay una cocina con todas las comodidades.
La ciudad se encuentra ubicada a 63 kilómetros de Asunción. Algunos se dedican a la agricultura y a la ganadería, pero la mayoría al rubro de la cerámica, algo muy característico de la zona. Desde las principales avenidas se aprecian las serranías postreras de la Cordillera de los Altos. Los cerros más conocidos son “Kavaju” y “Tobatí”.
Históricamente, es una de las ciudades más conocidas del departamento de Cordillera y la calidad humana de su gente se nota al recorrer la localidad, donde los camiones de gran porte, con barro, ladrillos, tejas o tejuelones al costado de la ruta, forman parte de su tradición y característica.
El Hospital Distrital se encuentra asentado a escasos metros del centro mismo. Su construcción es de larga data y su precariedad fue aumentando con los años, pero el caso puede ser considerado como “el lado bueno de la pandemia”, ya que se construyó un nuevo pabellón entre todos, con la ayuda de la municipalidad y la gobernación, pero teniendo como principales protagonistas a los propios pobladores.
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“Es un proyecto de mucho tiempo, yo cuando asumí la dirección del hospital vi la necesidad de ampliar, porque era muy precario, la estructura necesita una reestructuración”, relata Mauro Marín Fariña, director del Hospital Regional, en entrevista con La Nación.
Antes de la pandemia la idea era mejorar el centro asistencial con la ayuda de la Gobernación y una fundación, pero la llegada del COVID-19 fue con recortes presupuestarios y el proyecto pasó a segundo plano, a pesar de la necesidad. Fueron pasando los meses y hubo una reunión entre los representantes de varios sectores, médicos, ceramistas, herreros, albañiles y otros voluntarios.
Del encuentro nació la idea, la construcción del pabellón de contingencia totalmente equipado, con camas, colchones, piso de primera calidad, aire acondicionado y baños de primer nivel. Los herreros de la zona hicieron las camas, haciendo una “réplica” de las entregadas por el Ministerio de Salud, pero fueron 45 en total y serán utilizadas en otras salas del centro asistencial.
20 camas de internación
Las 20 camas de internación cuentan con balones de oxígeno, ubicadas en el pabellón de contingencia, detrás del viejo edificio del hospital. Al costado fue preparado el estacionamiento, el albergue para los familiares de los pacientes para ocho personas con cama y aire acondicionado, cocina y la nueva sala de lavandería.
“La gente me dice que si esto funciona, van a construir otro mucho más grande. La mano de obra pagamos la mitad, se donaron electrodomésticos y 45 camas se hicieron, los herreros de Tobatí hicieron y los colchones compramos a mitad de precio, son colchones hospitalarios con las sábanas y fundas. Ahora estamos en la parte de la perfilería y seguramente la otra semana ya se inaugura”, cuenta el profesional de la Salud.
Los trabajos están en la parte final y el único problema son los recursos humanos. Desde el Hospital Distrital piden al Ministerio de Salud que apoye la iniciativa con la contratación de profesionales de blanco, como médicos y enfermeros.
“Lo que necesitamos es la instalación del aire central, necesitamos y no tenemos. Es necesario porque recibimos a mucha gente y nuestro sueño, una vez terminada la pandemia, es la rehabilitación del quirófano, es un proyecto que está en plan y va a requerir unos 800 millones de guaraníes de inversión”, comenta el director.
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Tercera Región Sanitaria
Actualmente, la Tercera Región Sanitaria es el hospital de referencia en Cordillera, donde reciben a los pacientes con afecciones respiratorias, siendo la ciudad de Caacupé la más afectada por la propagación del virus.
“Desde el inicio de la pandemia el Hospital Regional de Caacupé, que es nuestra principal referencia, convertimos en centro respiratorio. Eso significa que todos los pacientes con cuadros respiratorios, sean o no COVID-19 positivos, son recibidos en el Regional de Caacupé”, explica Eduardo Jara, director de la Tercera Región Sanitaria a La Nación.
El centro asistencial cuenta con ocho camas de terapia intensiva, cuatro estaban antes de la pandemia y Salud Pública entregó misma cantidad en el marco de la crisis sanitaria. Los hospitales de Eusebio Ayala, Altos y Arroyos y Esteros funcionan como polivalentes. También se contrató a 50 funcionarios de salud para suplir “las bajas” por contagio o edad.
El informe de Salud Pública de ayer detalla 20.654 personas que se infectaron con el virus y 10.523 que ya se recuperaron. El total de decesos hasta la fecha es de 398 y se encuentran internados 443 pacientes, de los cuales 87 están en terapia intensiva.