Por Viviana Orrego (viviana.orrego@gruponacion.com.py).
Alba María Rosa Morales Rodríguez es una destacada compatriota que en plena pandemia generada por el COVID-19, que ocasionó el cierre de fronteras y repatrió a miles de paraguayos de todas partes del mundo, decidió no tomar el vuelo humanitario y volver a casa a refugiarse en el seno familiar y en su país natal.
La joven decidió no desistir del sueño de formarse y continúa esforzándose para obtener el título de doctorado en ciencias de los alimentos que le otorgará la Universidad Autónoma de Barcelona, España. Hace unas semanas, con persistencia y objetividad, logró avanzar al segundo año de su especialización, que tiene una duración de cuatro años.
La destacada compatriota es licenciada en nutrición humana, tiene un diplomado en didáctica universitaria y un masterado en desarrollo e innovación de alimentos otorgado por la Universidad de Barcelona, España, que pudo cursar mediante la oportunidad brindada por el Programa Nacional de Becas de Posgrado Don Carlos Antonio López (Becal), en la tercera convocatoria.
Morales Rodríguez, quien se presenta como hija de la madre de ciudades, Asunción, y criada en la ciudad del folklore, Ypacaraí, actualmente se encuentra realizando el doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona con mención en ciencias de los alimentos. Ella fue seleccionada por segunda vez para la octava convocatoria. Es decir, por segunda oportunidad accedió a las becas de posgrado de Becal.
“Hace unas semanas he superado el primer seguimiento anual, pasé al segundo año. Me siento más enfocada en mi proyecto luego de haber realizado un trampolín de intensas actividades para adquirir conocimientos, habilidades y, mediante ello, realizar de buena manera mi meta, debido a que la tesis presenta un panorama muy amplio. Recuerdo que al iniciar este camino me sentí superada, luego, con la instrucción que recibí, esto fue desapareciendo”, relató la compatriota.
Agregó que su línea de investigación, en el marco de su doctorado, versa sobre innovación, seguridad alimentaria y control de alimentos. Actualmente, se encuentra trabajando en una aplicación industrial, en la que se conjugan vertientes de la tecnología de los alimentos, ingeniería en el amplio sentido, bioestadística y manejo de grandes volúmenes de datos que representa mucho trabajo en equipo, explicó.
“En estos meses de ajetreo –por la defensa del seguimiento de sus investigaciones– sumado al estrés de la pandemia del COVID-19–, llegó un punto donde sentí un cansancio muy marcado, pero al darme cuenta del resultado que estaba obteniendo, como si fuese una nube, todo el cansancio se dispersó. Soy consciente de que tanto sacrificio tiene más beneficio y que el cansancio es temporal”, afirmó.
Futuro en Salud Pública
Sobre su aspiración como profesional, la sobresaliente paraguaya dijo que entre sus deseos se encuentra aportar su grano de arena desde el sector público y que se ve trabajando en el futuro en salud pública.
“En realidad, donde me dieran lugar, por el momento mi mayor labor fue privada. De mi parte, a lo largo de mi carrera fui aprovechando, buscando oportunidades y haciendo camino, tanto sola como en ciertas situaciones, con apoyo de profesionales que confiaron y confían en mis habilidades, proyección y proyectos. Si me veo trabajando en el MSP, ¡por qué no!, con sinceridad y en realidad es algo que busqué por años, el poder aportar desde un ente estatal, pero por situaciones de la vida hasta el momento no fue posible”, expresó.
Añadió que su bagaje inicial en la profesión corresponde a la clínica y actualmente a la innovación, todo está relacionado a la nutrición humana, a los alimentos. Con su experiencia, cree importante investigar una tecnología para fines industriales, que en algún momento puede ser extrapolado a conocimiento y utilidad clínica.
COVID-19 y persistir en el sueño
La compatriota no niega que tuvo mucho miedo al inicio de la pandemia, al conocerse los alcances del virus y su fácil contagio, más aún porque España fue en su momento el epicentro del virus, pero eso no frenó sus actividades de formación y el tiempo de confinamiento le sirvió para cumplir con todos los pendientes académicos.
“Al inicio me invadió una incertidumbre muy intensa, de la cual fui consciente. Por ello, me empeñé cada día en seguir con mis actividades, por suerte tenía una gran lista de pendientes, y el tiempo para pensar en otras situaciones fue escaso, hasta me asombro al ver que dentro de todo invertí bien mi tiempo y energía en esos meses”, cuenta.
La compatriota relató que se levantaba para las 7:00 u 8:00 y se vestía como si fuese a la universidad. Los primeros días los consideró los peores, porque la sensación en general era ‘y ahora ¿qué pasará?‘. “Se sentía tensión y miedo en el aire. Este sentimiento de caos se ha transformado bastante, aunque seguimos con los cuidados pertinentes al distanciamiento social, poco a poco vamos retomando el camino a las actividades, con la nueva normalidad, ¡qué progreso! Es evidente que el distanciamiento social, el uso de mascarillas e higiene constante deberán seguir al pie del cañón por años o hasta que se consiga la anhelada vacuna”, concluyó.
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