“Tenía que compartir la experiencia que como familia nos toca aún vivirla y más que como ser humano tengo la obligación de transmitir mi experiencia para que quede claro que este momento yo no le deseo ni a mi enemigo”, expresa Sergio Sebastián Sosa Barboza, oriundo de la ciudad de Hernandarias, que a través de la red social relata en primera persona lo desesperante que se siente que un familiar se encuentre luchando por su vida a causa del COVID-19. En este caso se trata de su madre, Ña Gladys.

“Esto sí es en serio, esto no es joda”, recalca en el extenso mensaje en que apela a la conciencia de todos los altoparanaenses, publicado este lunes en Facebook, y que ya fue compartido más de 300 veces, junto con varios comentarios de apoyo.

En primer lugar, el docente universitario explica que extremaron cuidados desde que comenzó la cuarentena para que su madre no se contagiara con el nuevo coronavirus. Sin embargo, tras internarse el 20 de julio a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) del Instituto de Previsión Social (IPS) en el este, con un cuadro grave de neumonía, al día siguiente llega la noticia que la familia temía: dio positivo al COVID-19.

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“Mamá es paciente diabética, hipertensa, sufre de hipotiroidismo y también es paciente oncológica (tiene células cancerígenas), por esa razón mis hermanos y yo fuimos extremadamente celosos en el cuidado de que mamá no contrajera este mal, pero en fin se contagió”, explicó acerca de por qué les preocupaba la letalidad que puede conllevar del contagio.

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Apelo a la conciencia de todos los Alto Paranaenses, esto si es en serio, esto no es joda. Permítanme expresar lo que...

Posted by Sergio Sebastian Sosa Barboza on Monday, August 3, 2020

Fuertes sensaciones

“Hace 15 días que estamos con mamá en esta odisea, hace 15 días que amanecemos en el estacionamiento del IPS, hace 15 días que vemos que todas las noches ingresan personas en muy mal estado (lo digo así porque juzgo por el comportamiento desesperado de familiares), pero así también vimos con mi hermano a personas que lloraban por recibir la noticia del deceso de un ser querido, ahora imaginen lo que se pasaba por nuestras cabezas, teniendo en cuenta que aquel fallecido a lo mejor estaba al lado de mamá, permítanme decirles que es un desespero, una agonía, un sufrimiento, un desconcierto y todos los adjetivos calificativos que conozcan y se relaciona con estas palabras encajan a la perfección, por qué uno siente impotencia ante esto”, relata.

“Se pasaron los días, los primeros 9 días eran de terror por qué nos pedían medicamentos y los informes de mamá no ofrecían parsimonia, no ofrecían confort, solo más y más desespero, a mí en lo particular que me costó mucho asimilar todo, pues debo admitir que no soy una persona que tenga un carácter muy fuerte así como aguantar esto, y más aún admito que estoy en falta moral con mi mamá, y eso me carcomía por dentro, no poder haberle brindado los mejores abrazos, mimos, besos, mirarle a la cara y decir lo cuanto le amo, lo cuanto le quiero, lo cuanto le estoy agradecido por ser la mejor mamá, abuela, amiga y compañera que uno desearía tener, eso me consumía el alma, y más aún cuando mirando unas publicaciones del Facebook, encuentro esta frase, obviamente muy conocida, pero que no cala hondo mientras no nos toque lo peor: ‘uno no sabe lo que tiene, hasta que se lo pierde’ (claramente diciéndome no valoraste lo que tenías mita’i, les confieso, che rasē), reconozco que empiezo a empeorar, pues soy asmático, empiezo a sentirme mal, empiezo a decaer”, comenta.

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En la segunda mitad del mensaje, Sebastián habla de la empatía, el apoyo incondicional y la generosidad de mucha gente en este momento.

“Les cuento que me sentí tan honrado, no solo por recibir tal demostración de amor, sino por el hecho de que soy docente universitario hace más 8 años, y siempre pregoné por más que lo consideraba como un dinosaurio, algo extinto, algo que ya no existía, ‘la empatía’ una vez más me enseñó en momento, el universo que estaba equivocado, pues la empatía es un valor que está en nuestra sangre, el paraguayo lo tiene en el más profundo de su ADN”, escribió, extendiendo su gratitud al Dr. Emilio y al personal sanitario que se encuentra luchando por la vida de cada paciente.

“El virus existe”

Felizmente, a partir del décimo día de internación empieza a haber noticias alentadoras sobre la recuperación paulatina de Ña Gladys.

“Hasta la fecha de hoy lunes 3 de agosto solo escuchamos progresos y más avances en lo que era el delicado estado de mamita, va mejorando, va recuperando de a poco (nde valé nde kuñakarai)”.

“A los que voy es lo siguiente, señores, el virus existe, el virus mata, a lo mejor a los más jóvenes no, incluso algunos pueden curarse sin mayores o ningún daño, así como mi hermana, que terminó el proceso de cuarentena en su casa, pasaron más de 15 días, y ahora ella es considerada como un paciente curado, pero esa suerte no todos corremos, como el caso de mi mamá, a quien le tocó una de las batallas más difíciles, pero va logrando con la gracia de Dios y quienes los están atendiendo superar estos momentos”, continuó.

“Estimados, seamos consciente, el personal de blanco, sean doctores o enfermeros hacen lo posible y lo imposible para remediar y curarnos, pero ellos necesitan de nuestra ayuda, seamos conscientes, evitemos las aglomeraciones, evitemos la farra, el consumo de alcohol en grupo, evitemos las salidas innecesarias, recuerden qué hay personas que deben trabajar, que necesitan trabajar”.

“Llegarán los buenos momentos de vuelta, Lo sé, pues no hay mal que dure 100 años, pero seamos consciente la suerte que mamá tiene, muchos pueden no tener, y recuerden que solo con la conciencia y la higiene permanente esto se combate”, instó el joven de Hernandarias.

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