Tatiana Gabaglio es una joven que sobrevivió al infierno que consumió el supermercado Ycuá Bolaños aquel fatídico domingo 1 de agosto del 2004. Tenía tan solo 7 años cuando ocurrió el hecho. A consecuencia de las quemaduras perdió una pierna. Hoy estudia derecho, es atleta y comparte su testimonio de vida con cientos de jóvenes. Su sueño es hacer justicia, pero ya no para ella, sino para otras personas, para que nunca más vuelva a ocurrir algo similar. A 16 años de la tragedia compartió un mensaje valiente y emotivo.
En comunicación con la 1080 AM, Tatiana recordó que cuando estaba en el supermercado, al momento que toda la instalación ardía en llamas, un panel del cielorraso derretido cayó sobre su pierna y quedó atrapada.
Gracias a la intervención heroica de bomberos voluntarios, la pequeña niña logró salvar su vida. No obstante, su miembro recibió quemaduras muy graves, debido a que cayó un panel de cielorraso derretido, por lo que los médicos intervinientes tuvieron que amputárselo.
“A más de lo que recibí del Estado, nunca recibí indemnización real o reparación del daño. Lo que alguna vez me dieron, particularmente como una persona para mí que de por vida quedé así, no alcanza. Los culpables, bien gracias. Siguen afuera”, lamentó la joven durante el contacto radial.
Gabaglio manifestó además que ni las mismas personas que ganaron en juicio a los propietarios del supermercado lograron resarcimientos monetarios. “Ni ellos le quitaron un solo guaraní a estos criminales. Y hoy, a esta altura, luego de 16 años, ya es medio difícil también”, expuso.
A raíz de esta situación es que Tatiana considera que “no queda de otra” más que seguir adelante con la vida. “Solo queda vivir la vida como una persona normal y tratar de superarse cada día. ¿Para qué quedarnos con ese dolor y ese pasado?”, agregó.
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En otra parte de la entrevista, Tatiana mencionó que se puso a estudiar la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Asunción (UNA) por pura rabia.
“Me metí a Derecho para hacer justicia por mano propia. Pero ya no para mí porque sé que en este caso ya no hay nada para hacer. Lamentablemente esa es nuestra historia y de las demás familias afectadas. Pero si me preparo, si soy una buena profesional y si tengo la oportunidad de ayudar a otras personas a que no les pase lo mismo que a mí, voy a estar sumamente satisfecha”, concluyó.
Además de cursar el cuarto año de la carrera de Derecho, Tatiana también estudia licenciatura en Criminalística. A lo largo de los años recibió premios y distinciones por su activa participación cívica en charlas, conferencias, donde lleva su testimonio de vida a miles de jóvenes. También es bombero voluntaria, jugadora de básquet y atleta.
Si bien Tatiana prefiere a veces dejar en el pasado lo ocurrido, mantiene vigente su experiencia para que quede como precedente y que nunca más se repita algo similar en la historia de nuestra sufrida patria.
Lucho por el “yo no olvido”
Este sábado, al cumplirse 16 años de la tragedia, la joven compartió un mensaje a través de la red social, que expresa:
Han pasado 16 años de la tragedia y se preguntarán ¿Cómo estamos?...
Bueno, aquí nadie puede hablar por todos porque fuimos miles de afectados, no se puede pretender un “consenso emocional”, es decir, seguimos viviendo tan diversos estados de ánimo.
Es que cada quien manejó su dolor como pudo, con sus propias posibilidades y cualidades psicoafectivas, espirituales, y hasta socioeconómicas, es decir, de tan diversas formas como tantos miles de afectados hubo.
Es que la resiliencia (capacidad de soportar las adversidades) y las necesidades son tan distintas en cada quien, entonces es fácil imaginar lo heterogéneo que fueron la magnitud y forma, de las consecuencias de tamaña tragedia.
Creo que en la mayoría, las cicatrices del alma han avanzado para bien (trayéndonos algo más de paz), pero muchos hermanos de la tragedia sufrirán las consecuencias por siempre, esa pesadumbre y dolor crónico invalidantes, que les imposibilitará volver a ser aquellas personas plenas que lograron ser antes del 1A04, para ellos mi apoyo de siempre y eterna solidaridad.
Es por esa disparidad antes nombrada que entre nosotros hay gente que hoy habla de “punto final” y otros de “yo no olvido”.
Respeto sinceramente a los hermanos de la tragedia que piensan distinto, pues “solo cada quien sabe dónde le aprieta su zapato”, pero lucho por el “yo no olvido”.
Primero, porque jamás olvidaremos la partida injusta de nuestros seres queridos, sus entrañables ausencias (porque la vida de cada uno de ellos es insustituible) y la triste forma en que partieron.
Segundo, porque las causas van más allá de “un simple accidente”, pues allí hubo actitud desalmada de empresarios que solo valoran el dinero y un Estado paquidérmico, infestado de ineficiencia y corrupción que permitió que ocurriera.
Tercero, porque ese mismo estado causal, corresponsable, no pudo dar respuesta con mínima justicia y dignidad a tantos miles de afectados, solo nos respondieron con los consabidos procesos judiciales amañados, y cuando osamos en reclamar con firmeza nuestros derechos conculcados nos respondieron con represión sin límites.
El error que no se enseña, se repite...
Reitero yo no olvido, menos aún en estos tiempos donde vemos indignos sujetos empotrarse en espacios de poder, para decidir sobre nuestras vidas y seguir repitiendo la historia de este país que también sufre crónicamente los errores que no aprende a corregir.
Por un país distinto, yo no olvido nada.