“Al vernos desde lejos tan unidos, empujando al mismo sitio, solo queda un poco más. Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar”, canta la española Lucía Gil en su tema “Volveremos a brindar”, viralizado durante la pandemia y que suena desde el parlante de uno de los vehículos que llegan frente a la casa de una familia afectada por COVID-19 en la ciudad de Hernandarias.

Con la emotiva canción de fondo, compañeros de trabajo y algunos vecinos van colocando coloridos globos y carteles de aliento en las rejas de la casa, mientras otros traen cajas con alimentos en solidaridad con las personas que atraviesan por esta enfermedad tras haber dado positivo al test 18 días atrás.

“¡Fuerza!”, animan las personas desde la vereda, que lejos de la discriminación y el miedo demuestran que el paraguayo también es capaz de mostrar su mejor costado y de saber aplicar los cuidados sanitarios para contribuir a que la balanza se incline hacia los recuperados, pero también con una recuperación emocional tan necesaria desde la comunidad.

Afortunadamente, este breve video viraliza la empatía, esa capacidad de ponerse en el lugar del otro y de tratar de comprender los sentimientos que atraviesan por esta enfermedad y todo lo que conlleva.

“Gracias, muchas gracias”, expresa, una y otra vez, muy emocionada, una mujer desde el interior de la casa, en el video que empezó a verse en redes sociales desde el miércoles pasado.

“Fuerza compueblano”: jóvenes llevan aliento y víveres a paciente de 75 años

Nueva Italia

“La solidaridad ciudadana es un factor fundamental para evitar la discriminación y el estigma de personas que contraen el COVID-19. Nueva Italia es un ejemplo de empatía”, publicó el Ministerio de Salud, semanas atrás, al viralizarse otra historia de solidaridad y empatía, donde la comunidad fue a animar desde la calle a uno de los vecinos.

La historia motivó al propio ministro Julio Mazzoleni a comunicarse a través de videollamadas con los vecinos que organizaron el acto, así como al joven, que hoy ya está favorablemente recuperado.

“Muchísimas gracias a todos por el cariño incondicional que me dan... A todos los que me llamaron, me dan fuerzas, llaman a mis padres a darles fuerzas, y quiero nomás aclarar algo... Nueva Italia sí es un pueblo unido y todas las personas que amanecieron acá hoy frente a mi casa y están dispuestas a ayudarme en lo que sea, esos gestos se guardan profundamente dentro del corazón... Un abrazo virtual a todos”, manifestó el joven aquella vez.

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San José de los Arroyos

Recientemente hubo otra aplaudida historia en imágenes, en San José de los Arroyos, departamento de Caaguazú, donde unos jóvenes llevaron carteles y víveres para un vecino de 75 años que se convirtió en otra víctima de la enfermedad. “Fuerza compueblano”, le dijeron, con tapabocas y distanciamiento social, gesto suficiente para mejorar el espíritu de lucha.

Al comienzo de la pandemia, entre marzo y abril, el temor y la incertidumbre golpearon a la mayoría de la gente, por lo que se decía que hubo amenazas de ataques a los hogares de algunos de los pacientes. Esa situación puede cambiar, como bien demuestran estos ejemplos a imitar.


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