En estos días, conocimos los casos de un cura que habría sido encubierto por la Iglesia a pesar de estar acusado de abuso sexual, y de un catequista que habría abusado de al menos 20 personas haciendo uso de su condición de hombre religioso. Según las denuncias, ambos casos son de larga data, pero sus protagonistas mantenían sus roles en el ámbito eclesial.
El catequista, identificado como Víctor González, lideraba el grupo juvenil Misioneros de San Gerardo de la iglesia Virgen de las Mercedes de Lambaré. Se presume que desde hace 10 años venía abusando de adolescentes, de entre 14 y 15 años, en los retiros espirituales que llevaba adelante.
El cura, identificado como Anuncio López, se desempeñaba como cura párroco de la parroquia Santa María y director del colegio Santa María del Chaco de la localidad de Mariscal Estigarribia. Ya en el 2014, un grupo de siete jóvenes presentó una denuncia concreta ante la Iglesia para exponer los abusos que presuntamente cometía el sacerdote. Se adjuntaron imágenes en las que se lo veía con menores de edad, con torso desnudo, besándose. Hasta el momento, no tuvieron respuesta.
En este contexto, es inevitable traer a colación #IglesiaOscura, la serie de publicaciones que había realizado La Nación en mayo del 2016, que reveló que al menos cinco sacerdotes argentinos denunciados por abuso sexual estuvieron escondidos en territorio paraguayo, amparados por la Iglesia local y con una llamativa actitud del Poder Judicial, mientras eran buscados por la Justicia argentina. Además, casos de clérigos locales con negros antecedentes.
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Curas argentinos
Dos de los clérigos, Carlos Ibáñez Morino y Raúl del Castillo, seguían oficiando misa y compartiendo con feligreses en diversas actividades religiosas. El caso de Carlos Ibáñez es aún más complejo, ya que el mismo se encontraba suspendido en su obispado de origen, pero igual continuó ejerciendo en Paraguay; es más, llegó a concelebrar misa con el papa Francisco en Ñu Guasu, cuando su santidad visitó nuestro país en el 2015.
En otra faceta, Ibáñez logró hacerse de un status más que importante en el mundo académico nacional, incluso, a pesar de que no estaba habilitado por el Ministerio de Educación para ejercer, conformó el plantel docente de varias universidades públicas y privadas durante años.
En el caso de Raúl del Castillo, la congregación salesiana sabía de la denuncia por supuesto abuso sexual en su contra en Mendoza, Argentina, pero aduce que nunca recibió nada oficial. Del Castillo se hizo cargo de un proyecto denominado “Don Bosco Róga”, dedicado a atender a jóvenes y niños vulnerables. En los tribunales de Mendoza existe una causa que sigue abierta.
A ellos se suman los sacerdotes Carlos Urrutigoity y Luis Eduardo Sierra, quienes ya no están en nuestro país. El primero fue sacado de la diócesis de Ciudad del Este en junio del 2015, retornando a su ciudad natal Mendoza, Argentina. El segundo, si bien fue condenado por abusos cometidos en Claypole, Argentina, no pisó la cárcel, ya que fue beneficiado con arresto domiciliario con tobillera electrónica en su casa. Según denuncias, estuvo en nuestro país, específicamente en Asunción, donde también habría dejado antecedentes de abusos a menores.
El quinto caso es el de Aldo Vara, quien fue imputado por crímenes de lesa humanidad y estuvo prófugo de la Justicia argentina hasta que fue detenido en Ciudad del Este, donde falleció en junio del 2014, mientras guardaba prisión domiciliaria a la espera de que concluyera el trámite de extradición.
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Pedido de investigación
El Vaticano pidió que se abra una investigación. En principio, se formó una Comisión Especial de Investigación, pero luego se desmanteló; varios de los sacerdotes que debían ser investigados conformaban este grupo. Posteriormente, la Comisión se volvió a conformar, pero con otras personas. En el informe, solo se señala negligencia por parte de la Iglesia paraguaya a la hora de manejar el caso Ibáñez y de su presencia en Paraguay, principalmente, como sacerdote.
En este marco, se había anunciado que el mismo ya no podía ejercer como sacerdote y que se establecía un nuevo método de control para la llegada de sacerdotes de otros países a Paraguay.
Casos locales
Al menos hasta el 2016, en el marco de #IglesiaOscura, La Nación recopiló varios casos de abuso de parte de sacerdotes en el seno de la Iglesia. Los casos conocidos o denunciados se registraron en el departamento Central, teniendo como protagonistas a los clérigos Estanislao Arévalos y Gumercindo Caputo Segovia; en Amambay, Cecilio Ferreira y Herminio Abel Casco; Alto Paraná, Juan Andrés López Sosa y Mario Sotelo; en Concepción, Teobaldo Velázquez; Canindeyú, Juan Manuel Martínez e Isidoro Cabral; Guairá, Gustavo Ovelar y Francisco Bareiro. Desde entonces, pasaron 4 años durante los cuales lastimosamente la historia continuó repitiéndose.