Hoy, tercer domingo de junio, la Iglesia Católica conmemora la festividad del Corpus Christi. Se trata de una solemnidad que figura dentro del calendario litúrgico, siguiente de la fiesta de la Santísima Trinidad. Aunque en otros países se sigue la tradición de recordarlo el jueves, después de la Trinidad, la iglesia mudó la celebración para el domingo.

Esta es una de las celebraciones más importantes dentro de la Iglesia Católica. La palabra Corpus Christi en latín significa: Cuerpo y Sangre de Cristo. En esta ceremonia se conmemora el Cuerpo y Sangre, que en otras palabras es la “Fiesta de la Eucaristía”, explica Jorge Catalino González, un estudioso de las festividades católicas más importantes.

El Corpus Christi se instauró durante la celebración de la Última Cena del Señor, cuando Jesús convirtió el pan y el vino en su cuerpo y sangre, según La Biblia.

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En tiempo normal, fuera del periodo de confinamiento, la mayoría de las diócesis en todo el mundo celebra el Corpus Christi con procesiones en las calles. El cuerpo de Cristo es exhibido y acompañado por todos los fieles. Para adaptar al calendario laboral, la Iglesia traslada la celebración del jueves al domingo.

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Historia

Desde hace 8 siglos, la Iglesia celebra cada año esta festividad. Cuenta la historia que fueron dos sucesos los que impulsaron a instituir una fecha para la festividad del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, la Visión de Santa Julia y el milagro de Bolsena.

La visión de Santa Juliana de Cornillón

Primeramente se comenta que a finales del siglo XIII en Lieja, Bélgica, una religiosa llamada Juliana de Cornillón tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento, explica González. Añade que siempre deseaba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Santa Juliana de Cornillón manifestó su deseo a sus autoridades eclesiales hasta que el Obispo de Lieja, monseñor Roberto de Thourotte, en 1246 celebró el primer Corpus Christi en su región.

El milagro de Bolsena

En el año 1263, el padre Pedro de Praga dudaba sobre el misterio de la transustanciación: toda la sustancia de pan y vino desaparece y se convierte en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Cristo. El sacerdote peregrinó hasta Roma para solicitar la gracia de una fe fuerte.

González comenta que durante su regreso de la capital italiana, Dios se le manifestó de forma milagrosa. “Cuando celebraba la santa misa en Bolsena, la sagrada hostia sangró y de esa manera preñó todo el corporal de sangre. La noticia de este prodigio rápidamente llegó hasta el papa Urbano IV, pontífice de turno”, explica.

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Institución de la Solemnidad

El vicario de Cristo Urbano IV conocía bien este asunto gracias a Santa Juliana de Cornillón. Por ese motivo hizo traer el corporal y al constatar los hechos, instituyó la Solemnidad de Corpus Christi, fijándola el jueves, después de la Santísima Trinidad. “Que cada año pues sea celebrada una fiesta especial y solemne, de tan grande sacramento. Además, de la celebración cotidiana que de él hace la Iglesia. Establecemos un día fijo para ello, el primer jueves. Después, de la octava de Pentecostés”, fue lo establecido.

A Santo Tomás de Aquino se le encargó preparar los textos para el oficio y misa propia del día que incluye himnos y secuencias, como Pange Lingua (y su parte final Tantum Ergo), Lauda Sion, Panis Angelicus, Adoro te devote o Verbum Supernum Prodiens.

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