Hoy, el Mercado 4 cumple 78 años en medio de la cuarentena inteligente y la clausura de gran parte de las actividades. A pesar de las medidas sanitarias, se observa una gran cantidad de comerciantes que se instalan nuevamente en puntos estratégicos entre Gaspar Rodríguez de Francia, Perú y Pettirossi en el barrio Ciudad Nueva de Asunción.

Aún no se se tenía previsto que funcionen los locales comerciales a causa de la circulación comunitaria del nuevo coronavirus, pero ya se observa un importante movimiento en el populoso centro de compras, que de manera gradual aumenta la apertura de negocios, a pesar que la cuarentena inteligente no contempla aún la habilitación de comercios.

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Lavatorios de manos y alcohol en gel fueron colocados para evitar el contagio de COVID-19 en la entrada de Pettirossi y República Francesa, donde funcionan puestos de pescadería y carnicería. A lo largo de las diferentes calles se observa un aumento considerable de compradores y vendedores, que hasta días atrás no acudían a la zona.

Asimismo, en el cruce entre Pettirossi y Ana Díaz se festeja un nuevo aniversario del Mercado 4 con una olla popular para más de 200 trabajadores, que llegan con una vianda para retirar los alimentos y volver a sus puestos donde finalmente almuerzan. En años anteriores, en cada festejo del 7 de mayo, no se podía ni caminar en las emblemáticas calles debido a la cantidad de personas. Este año la realidad es totalmente distinta.

Los comerciantes manifiestan que debido a la falta de asistencia del Gobierno, ya no cuentan con alimentos ni dinero para llevar el sustento diario al hogar. Afirman que pese a no estar habilitados, se ven obligados a trabajar ya que no tienen alimentos para sus familias.

La mayoría de los puestos abiertos al público son los que venden frutas, verduras y artículos comestibles. Mientras que el tránsito por la avenida Rodríguez de Francia sigue clausurado, lo que se restringe el flujo de vehículos y compradores por la zona. Los vendedores reclaman la habilitación de este tramo para aumentar sus ventas.

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“Faltan colectivos, no hay venta, tenemos criaturas que mantener, entre ellos colegiantes que necesitan saldo para las clases virtuales. Venimos a trabajar porque necesitamos plata. Apenas pan y leche llevamos a casa, ahora no hay nada de venta. No hay ayuda del Gobierno, comemos gracias a las ollas populares”, expresó Asunción Bogado, en contacto con el canal GEN.

Las galerías Bonanza, Santo Domingo y Santa Ana no atienden al público desde hace más de 50 días. Gran parte de los vendedores trabajan bajo estrictas medidas de salubridad, utilizando tapabocas, guantes y cuentan con gel desinfectante y jabón de coco, que entregan a los compradores antes de iniciar la transacción comercial para que se desinfecten.