Sara Ayala.
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El agua y el jabón se volvieron uno de los bienes más preciados en el mundo con la llegada del COVID-19; el lavado de manos, una rutina obligatoria y las medidas sanitarias se volvieron aliadas para el Ministerio de Salud a fin de evitar la propagación de este virus. Sin embargo, ninguno de estos actos básicos podría ser implementado si alguno de ellos faltase. Los asentamientos son un fiel reflejo de esta carencia.
“Los asentamientos son espacios que albergan un montón de debilidades que hacen que la familia no pueda estar protegida ante este virus que estamos enfrentando todos como humanidad y sociedad en el país, en el mundo”, comentó Soledad Núñez, ex ministra de Vivienda y Hábitat.
Una realidad que afecta a más de 400 asentamientos solo en el departamento Central, según datos de la organización Techo Paraguay. En las cabeceras departamentales la realidad es similar, mientras que solo focalizando en Asunción, el 15% de la población vive en los bañados.
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Protocolo de sanidad
Estos espacios que albergan debilidades “hacen que las familias no puedan estar protegidas ante este virus que estamos enfrentando todos como humanidad y sociedad en el país y el mundo”, sostuvo Soledad, quien encabeza la Red de la Sociedad Civil, que desarrolla un protocolo a seguir en los barrios precarios.
“Al menos 250.000 personas viven en asentamientos precarios en el Área Metropolitana de Asunción y el nivel de riesgo de contagios en este territorio es muy alto, por eso es urgente la adopción de una estrategia de trabajo conjunto entre Gobierno, organizaciones de la sociedad civil y líderes comunitarios de estos asentamientos”, indicó el Arq. Fernando Duarte, del Estudio OCA.
La red de organizaciones la integran WWF, Hábitat para la Humanidad, Techo Paraguay, la Cruz Roja, ADRA Paraguay, la ANEIC, la FADA de la UNA, la Fábrica Social, Estudio OCA, entre otras.
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Estrategia de resiliencia
La urgencia de llegar a tiempo con las propuestas es lo que impulsa a la red de organización civil, primeramente acercándose a las instituciones públicas como la Secretaría de Emergencia Nacional y el Ministerio de Salud para implementar acciones que generen el impacto para evitar la propagación masiva, como una estrategia nacional de residencia en asentamientos.
La red se encuentra identificando y clasificando los territorios para elaborar un protocolo de respuesta ante un cuadro de coronavirus en asentamientos. “Tienen que haber estrategias diferenciadas con protocolos particulares de acción para estos casos si se identifica un contagio en estos asentamientos. Tiene que haber claridad a nivel de organizaciones de base con los vecinos del asentamiento para saber cómo proceder”, comentó Núñez.
Acciones a seguir:
- Capacitar a los líderes (con ayuda del Ministerio de Salud): los conductores en el momento de crisis, que tengan un protocolo para saber cómo aislarlos.
- Dotar de infraestructura: construcciones de lavadores de manos comunitarios, así como albergues para pacientes en riesgo.
- Garantizar provisión de alimentos: fomentar ollas populares bajo protocolo, evitar que esto sea un motivo de movilidad para paliar la necesidad de comer. Además, evaluar los programas Pytyvõ y Ñangareko para ver si llegaron.
Albergues y refugios
Una de las posibles soluciones sería la construcción de albergues que podrían permitir el cumplimiento del aislamiento correcto en estos barrios, donde la mayoría de las familias comparten un espacio limitado y el hacinamiento se vuelve un aliado del COVID-19.
“Imaginamos el escenario más negativo, como propulsor de las iniciativas, con la construcción de los refugios y albergues para personas en riesgo. Ojalá sea política de Estado, que se le dé alternativa a la población de riesgo que vive en condición de precariedad”, expresó Núñez.
Es por eso que apuestan a la crisis sanitaria como una invitación a participar y dar una mirada social con “la atención que se merece, porque el eslabón más débil podría llegar a ser nuestro talón de Aquiles”, concluyó.
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