Día 27 de la cuarentena. Cándido Vinz está preocupado. Él es presidente de la Organización del Pueblo Enlhet Norte (OPEN), del departamento de Presidente Hayes, Chaco paraguayo. La semana pasada confirmaron los primeros 2 casos de COVID-19 en la región, específicamente en Boquerón. Dice que si el virus llegara a entrar a las comunidades indígenas, estarían fritos, porque no hay centros de salud con medicamentos, ni terapia intensiva y mucho menos móviles para trasladar rápidamente a un paciente.
Los comunicadores y dirigentes de la FAPI (Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas) comparten la realidad que viven las comunidades en estos tiempos de pandemia. Una realidad que no solo es circunstancial, ya que son los mismos problemas que tienen desde hace mucho tiempo: la falta de agua, el deficiente sistema sanitario, el difícil acceso a lugares donde abastecerse de alimentos, etc.
En las últimas semanas, diferentes comunidades indígenas del Chaco y la región oriental comenzaron a cerrar sus accesos para evitar la llegada del coronavirus. En el pueblo de Cándido, 14 guardias de seguridad comunitaria se encargan de rotar para que el puesto esté cubierto las 24 horas. Asimismo, mientras se mantienen estrictos con esto, aguardan la llegada de los kits de alimentos y ayudas prometidos por el Gobierno.
En el pueblo de Cándido, las familias ya no trabajan debido al aislamiento, por ende no hay ingresos. “Estamos esperando la ayuda, nos prometieron que esta semana llegaría. Pero se acerca el jueves y viernes santo, feriado total, y aún no sabemos nada. Ojalá llegue”, comenta Vinz.
Además, aseguran que el alcohol en gel es un lujo dentro de las comunidades, por el alto costo del producto. “Cero. No usamos. Solo si alguien sale a la ciudad y se va al supermercado, el guardia le pone un poco en la entrada. Ese es el único momento en el que usamos alcohol en gel”, señala el dirigente.
Para cumplir con el lavado de manos diario dependen de las lluvias, porque no hay acceso al agua. “El otro día llovió un poco y se llenó nuestro aljibe, por eso estamos pudiendo hacerlo”.
Situación es similar en otras ciudades
Las mismas necesidades y urgencias se sienten en el Pueblo Nivaclé, de Boquerón. Allí, Floris Yegros, dirigente de la Federación Regional Indígena del Chaco Central (FRICC), explica que desde la Municipalidad se aprobaron 260 millones de guaraníes para la generación de kits de alimentos, pero que todavía no recibieron la asistencia por parte de la comuna. Y asegura que los kits que esperan ya no tendrían 40 kilos, sino solo 23 kilos para cada familia.
Además, comenta que los indígenas de Yalve Sanga tienen que pagar la tarifa de la luz que les llega desde Filadelfia y que desconocen si se les exonerará el pago o se les acumulará el gasto por energía eléctrica.
En la comunidad Che Iro Ára Poty, del pueblo Mbya Guaraní, de Caaguazú, pusieron un cartel de “prohibido” y colocaron el contacto del líder de la comunidad para cualquier aviso. Esta medida de protección la aplicaron también en otras comunidades como La Esperanza, Juaguary, San Juan, entre otras.
El tiempo pasa y las necesidades crecen para el pueblo Enxet Sur del distrito Teniente Irala Fernández, en Presidente Hayes. Ante esto, los líderes de las diferentes comunidades de la zona están organizando una manifestación en la entrada del km 372 en protesta por la cantidad de donación en dinero que recibió su gobernador, pero que no se hace efectiva en la ayuda con los kits.
También cerraron el paso hacia su comunidad, donde 6 guardias rotan para cubrir el puesto las 24 horas, y solo dejan el camino libre para los miembros del pueblo y los macateros que hacen repartos o reposición de alimentos para abastecer los almacenes.
En Itapúa, las comunidades indígenas actuaron rápido ni bien anunciaron la cuarentena. El presidente de la Asociación de Comunidades Indígenas de Itapúa (ACIDI), Alberto Vázquez, llamó a todos los líderes de las comunidades para pedirles que no salgan, ni para ofrecer su artesanía o miel.
Él asegura que si para la segunda quincena de abril no les entregan los kits de alimentos, la situación va a ser jodida para las 850 familias indígenas de este departamento. “Por ahora hay autoabastecimiento, pero ya está comenzando la escasez; en los almacenes de la comunidad Pindó, por ejemplo, de San Cosme y Damián, ya no tienen ni harina ni aceite”, menciona.
Así como en todos estos departamentos, en Alto Paraguay también están a la espera de la asistencia alimentaria, que aún no ha llegado.
Otras comunidades sí recibieron los kits
La comunidad Ypeti, del pueblo Mbya Guaraní, ubicado en Caazapá, y las comunidades Ava Guaraní, de Alto Canindeyú, recibieron los kits de alimentos. Y a diferencia de otros pueblos, no cerraron sus accesos porque comentan que nadie que no forme parte de la comunidad entra o sale de allí.
“En estos tiempos hacemos cantos, bailamos y rezamos para que termine esta enfermedad. Nos cuidamos entre todos en la comunidad, con el lavado de manos y con la medicina que provee el bosque”, dice la dirigente del pueblo Mbya Guaraní, Antolina González.