Willians Martínez es propietario de una empresa que elabora paletas de helado de forma artesanal. Cuando en nuestro país los casos de Covid-19 fueron aumentando y las medidas preventivas se hicieron efectivas, su negocio se vio afectado y paralizado como el de muchos otros del rubro gastronómico.

Sin embargo, se le ocurrió una idea. Cuando vio que muchas empresas que continuaban trabajando utilizaban pulverizadores de jardín, máquinas para pintar u otras herramientas para desinfectar a sus empleados antes de empezar la jornada laboral, se le ocurrió que mecanizar y automatizar ese proceso a través de una cabina podría ser de mucha ayuda.

Llamó a dos de sus amigos, Adam y Aki, para contarles la propuesta que tenía en mente. Ambos estaban pasando una situación compleja similar con sus emprendimientos. Adam Hassan con su negocio sobre cabinas para carga de celulares y Aki Hisaoka y su esposa con su empresa de diseño y producción de prendas para mascotas, por lo que no dudaron en sumarse al proyecto de Willians.

Así nace su proyecto de cabinas de desinfección, nombrado provisoriamente como CleanPy. “La máquina detecta automáticamente la presencia del individuo y activa el nebulizador del líquido desinfectante, por lo que es necesario que el usuario cierre los ojos, abra las palmas de las manos y, mientras contiene la respiración, gire 360°C para que este llegue a todo el cuerpo. El proceso dura 6 segundos”, explica Hisaoka, que se encargó de la parte técnica.

Uno de los obstáculos que tuvieron en la etapa de creación del modelo piloto fue el trato con los proveedores, ya que la mayoría también había cerrado a causa de la pandemia. Entonces, contactaron con proveedores minoristas amigos y también buscaron la forma de diseñar sus propios mecanismos. “Ahora sí ya estamos en tratativa con los proveedores para cumplir con las demandas de las cabinas de desinfección”, comenta.

“También estuvimos trabajando con nuestros amigos pintores, electricistas, entre otros, para que de alguna forma sea un proyecto colaborativo y podamos ayudarnos entre todos durante esta crisis”, agrega.

¿Por qué la elección de una máquina automática? “Porque queríamos evitar que un tercero se exponga al procedimiento de desinfección, ya que vimos cómo un señor se encargaba de desinfectarle a 150 empleados, y se exponía a posibles casos de contagio”, señala el emprendedor.

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Un plan solidario

A través de un video que recorrió en las redes sociales dieron a conocer su idea, en la que, además, explicaron que por cada venta de 5 cabinas, van a donar una a hospitales nacionales o lugares que necesitan con urgencia una herramienta como esta. “El objetivo principal es ayudar a que el virus no se propague por medio de la ropa. Porque si bien hay que concentrarse en el lavado de manos, no hay que descuidar la desinfección de lo que llevamos puesto”, indica.

Actualmente, el costo de la cabina es de G. 7.700.000, e incluye la primera carga del desinfectante. “La recarga puede quedar a cargo del comprador, pero nosotros también podemos proveerle del líquido. La cabina es apta para personas de todas las edades que puedan realizar el paso a paso correspondiente, excepto para las que tienen alergia a los productos desinfectantes”, añade.

Antes de que se publique esta nota, tenían vendidas 10 cabinas y esperan que más empresas se interesen por el producto, a modo de que el virus no se expanda. Asimismo, planean elaborar dos versiones más de la cabina, una más sofisticada que pueda medir la temperatura corporal y genere estadísticas sobre cuántas personas se desinfectaron al día o cuánto desinfectante consume diariamente la máquina, etc., y la otra más doméstica, por ende más económica, para que todos puedan tener en sus casas, casi como si se tratase de un bebedero.

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