La Virgen de Caacupé convoca a sus peregrinos a pesar de las distancias, generaciones, calor y obstáculos que se presentan en el camino hasta la capital espiritual. Ellos se trasladan en caravana de carretas ocupadas por familias enteras desde Yaguarón desde hace 25 años. Con la ropa y comida necesaria emprendieron viaje hasta la capital de Cordillera.

Tal es el caso de la familia Ayala que salió anoche a las 23:00 desde su vivienda y estiman llegar a las 11:00 de esta mañana a la Basílica de Caacupé, epicentro religioso del país. Los bueyes estiran cada carreta cubierta apenas con una carpa para que el intenso sol no afecte a sus ocupantes, que descansan tres veces durante el trayecto, primero en Tatarê, al subir el cerro y después al bajar.

Don Feliciano Ayala se acerca junto a su señora e hijas para cumplir con sus promesas y agradecer los favores recibidos de la Virgen a pesar de las altas temperaturas o el tráfico avasallador. Llegan directamente desde la compañía Curupayty junto a otras tres familias vecinas, que también se trasladan en carretas estiradas por poderosos bueyes.

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“Venimos desde Yaguarón, queremos llegar a las 11:00 de esta mañana. Pedimos por la salud y el trabajo de todos los miembros de la familia y por todos los animales que tenemos”, expresó Feliciano Ayala, en contacto con un equipo del diario La Nación.

Sin importar distancias, calor ni cansancio cumplen con la Virgen de Caacupé. Foto: Carlos Juri

Los Ayala son personas que se caracterizan por cumplir con su palabra y que a pesar del cansancio de cada viaje, cada año agradecen los favores y deseos otorgados por la Virgen de Caacupé. “Soy carpintero, pero me dedico más a la agricultura. Venimos desde hace 25 años”, dice el hombre que conduce la carreta que encabeza la caravana yaguaronina.

Don Feliciano Ayala Bordón llega con su señora e hijas. Foto: Carlos Juri

La familia permanecerá a la orilla del arroyo, donde estacionan las carretas, sueltan a los animales, los alimentan y después queda uno de guardia mientras el resto va a la Basílica. Los peregrinantes volverán a sus hogares el día 7, víspera de la festividad. “No nos quedamos para el 8 porque los camiones asustan a nuestros bueyes, nosotros cumplimos la promesa con la participación de la misa del día 7”, afirmó Don Feliciano Ayala.

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