La misma fue con ocasión del 160° aniversario de la muerte del santo Cura de Ars a quien Pío XI presentó como patrono para todos los párrocos del mundo.
En una carta remitida a los sacerdotes de todo el mundo este domingo, el Papa Francisco alentó a los sacerdotes a reconocer “nuestra fragilidad”, pero al mismo tiempo dejar “que Jesús la transforme y nos lance una y otra vez a la misión”. “No nos perdamos la alegría de sentirnos ‘ovejas’, de saber que él es nuestro Señor y Pastor”, expresó.
En el escrito mencionó que les escribe no sólo a los párrocos sino también a todos los hermanos presbíteros que sin hacer ruido “lo dejan todo” para estar empeñados en el día a día de vuestras comunidades.
“Me dirijo a cada uno de Ustedes que, tantas veces, de manera desapercibida y sacrificada, en el cansancio o la fatiga, la enfermedad o la desolación, asumen la misión como servicio a Dios y a su gente e, incluso con todas las dificultades del camino, escriben las páginas más hermosas de la vida sacerdotal” manifestó.
Así también indicó que hace un tiempo manifestó a los obispos italianos la preocupación de que, en no pocas regiones, los sacerdotes se sienten ridiculizados y “culpabilizados” por crímenes que no cometieron.
“Les decía que ellos necesitan encontrar en su obispo la figura del hermano mayor y el padre que los aliente en estos tiempos difíciles, los estimule y sostenga en el camino. Como hermano mayor y padre también quiero estar cerca, en primer lugar para agradecerles en nombre del santo Pueblo fiel de Dios todo lo que recibe de Ustedes y, a su vez, animarlos a renovar esas palabras que el Señor pronunció con tanta ternura el día de nuestra ordenación y constituyen la fuente de nuestra alegría: «Ya no los llamo siervos..., yo los llamo amigos» (Jn 15,15)” refiere otra parte del documento.
La misiva tiene 4 divisiones y habla del dolor, la gratitud, ánimo, alabanza. La misma finaliza diciendo “dejemos que sea la gratitud lo que despierte la alabanza y nos anime una vez más en la misión de ungir a nuestros hermanos en la esperanza. A ser hombres que testimonien con su vida la compasión y misericordia que sólo Jesús nos puede regalar”.