El Chaco paraguayo envuelve consigo mucha controversia por los distintos matices que puede ofrecer, por un lado como sinónimo de trabajo y lucha, arraigado por los antecedentes históricos de enfrentar una guerra. Por otro lado, los recursos naturales en flora y fauna que lo envuelven, y lo convierte en un perfecto escenario para visitar, sentirlo y querer volver, sin duda.En un recopilado de imágenes del equipo de reporteros gráficos de La Nación, que estuvo por la zona de Filadelfia y Loma Plata, acercamos algunos paisajes de los distintos momentos que uno puede llegar a contemplar en el Gran Chaco Paraguayo, cubierto de misterio.Desde hermosos amaneceres y atardeceres, cuyos colores se forman en juego con la tierra seca y característica que atrapa, más allá de la intensa sequía que ciñe al lugar, hasta los dinámicos movimientos de aves migratorias que se posan en las escasas aguas de lagunas sobrevivientes.Restos de árboles convertidos en troncos secos en una margen del Campamento de la Laguna Capitán, Loma Plata, y en la arista opuesta se aprecia una bandada de flamencos que se refrescaban en una calurosa mañana de invierno en el Chaco.El característico samu´u, cuya forma de botella lo convierte en uno muy particular de la región chaqueña, algunos cactus y un ñandú guasú atraparon la atención de las cámaras. Texto Alba Delvalle.