“Es un voto de confianza del mercado internacional hacia noso­tros”, expresó la presidenta de la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), Ste­lla Guillén, en un mano a mano con La Nación/Nación Media, tras darse a conocer la mejora que recibió la banca de segundo piso por parte de la calificadora Moody’s que elevó su calificación de Ba1 a Baa3, concediéndole grado de inversión.

La titular de la AFD explicó que aparte de la confianza, esto evidencia la solvencia de la institución y un manejo responsable de las finanzas, es decir, un menor riesgo como institución financiera, traducido en mejores condi­ciones de financiamiento a la hora de solicitar créditos o emitir bonos.

–¿Cómo trabaja una banca de segundo piso?

–Somos una entidad de segundo piso y lo que hace­mos naturalmente es traer recursos del exterior para pasarlos a través del sis­tema financiero a sectores específicos: vivienda, edu­cación, pymes. Entonces, en la medida que la AFD con­siga mejores condiciones de financiamiento para sí, va a tener la capacidad de trasla­dar estas mejores condicio­nes, tanto en tasas como en plazos, a los productos finan­cieros que hoy tiene.

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–¿Cuáles son las principales ventajas para la AFD al obte­ner grado de inversión?

–Vamos a poder colectar mayores recursos, pero sobre todo esos recursos van a tener un costo más econó­mico. Cuando pasamos esto al sector financiero a un menor costo, también son más competitivos y atraen más clientes y permiten financiar proyectos.

Si nosotros bajamos y mejo­ramos las condiciones de financiamiento, ampliamos las posibilidades a empre­sas y familias para que pue­dan financiar sus sueños. Si yo paso a una tasa más baja, nuestro banco aliado o finan­ciera, cooperativa, puede ser más competitivo frente a su competencia.

En ese sentido, a través de la mejora de nuestra condición de financiamiento, hacemos más competitivo al sistema.

–¿Cómo logró la AFD esta calificación?

–Esto conllevó un trabajo de 15 años. No es porque Para­guay llegó a grado de inver­sión Moody’s nos dio esta calificación. La calificadora mira la calidad de tus acti­vos, cómo manejaste tus recursos financieros, si lo hiciste con responsabilidad. Mira el profesionalismo de tus colaboradores, mira tu gobernanza y quienes están sentados en tu directorio.

A diferencia de las institu­ciones financieras del sector privado, a nosotros incluso nos revisan aspectos rela­cionados a si estamos cum­pliendo con nuestro rol de desarrollo, qué sectores estamos impulsando, si el Gobierno realmente nos da la importancia a través de capitalizaciones perma­nentes, y si no hay injeren­cia política.

–¿Cómo se podrá capita­lizar y atraer inversiones a partir de ahora?

–Mediante nuestra carta orgánica, tenemos un per­miso para salir incluso a emitir en el exterior. Esto tiene un impacto directo y un efecto derrame en todas nuestras fuentes de finan­ciamiento, ya sean estos cré­ditos en el exterior o emisión de bonos. Hoy nosotros en el mercado interno ya tene­mos la máxima calificación crediticia que es AAA, pero este es un sello de calidad adicional.

Es muy diferente que ten­gamos grado de inversión. Cuando uno decide inver­tir en fondos de pensiones o mismo el sector privado, decide poner su dinero en una institución, mira abso­lutamente todo. Creemos que esto no va a ser inme­diato, pero en el mediano plazo vamos a ver y espera­mos que esta mejora se dé sucesivamente y se pueda trasladar a la gente.

–¿Cómo se alinean las instituciones del Estado mediante el grado de inversión que logró Para­guay?

–El presidente Santiago Peña pidió a la AFD que sea un jugador activo en el mer­cado financiero y de hecho hoy tenemos esa posibilidad de entrar en nuevos roles que no teníamos anterior­mente. Podemos financiar obras públicas y jugar un rol importante en las asociacio­nes público-privadas (APP).

Peña quiere que seamos más cercanos a la gente, por más de que nuestro rol de segundo piso a veces nos tiene un poco distanciados. Las perspectivas son enor­mes porque adicionalmente este grado de inversión del país va a atraer inversores de un tamaño y de una enverga­dura que no conocía el país.

PERFIL

Es economista y magíster en Economía por la Universidad de los Andes (Colombia).

Tiene una amplia trayecto­ria ejerciendo la docencia a nivel de grado y posgrado en la Universidad Católica, Universidad Nacional de Asunción y en la Escuela de Administración de Nego­cios (EDAN). Como inves­tigadora cuenta con varias publicaciones sobre temas relacionados con política fis­cal, comercio internacional, mercado laboral y protec­ción social.

Desde el 2005 viene ocu­pando varios cargos de responsabilidad en el Min­isterio de Hacienda (ahora Economía y Finanzas) como directora de Política y Endeu­damiento, Estudios Económi­cos y jefa de Gabinete.

Por decreto 4498/2021 fue designada como miembro del directorio de la Agen­cia Financiera de Desar­rollo (AFD) y por decreto 17/2023 fue designada como presidenta de la AFD (cargo actual).

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