El consumo finan­ciado por la utiliza­ción de tarjetas cre­ció en torno al 20 %, siendo las promociones y los progra­mas de reintegros y descuen­tos los principales atractivos para los clientes. Así según datos presentados por la Aso­ciación de Bancos del Para­guay (Asoban), se está con­tribuyendo a que el mercado de las tarjetas de crédito siga registrando cifras récord: a mayo de este año, ya alcanzó un crecimiento interanual del 14,6 %.

El saldo de la cartera de tarjetas de crédito en el sis­tema financiero ascendió a G. 4,3 billones, mientras que en mayo de 2023 se encon­traba en G. 3,7 billones. La cantidad de plásticos tam­bién continúa aumentando y suma 1,2 millones de unida­des en circulación en el mer­cado a mayo de 2024, con un incremento de 22,4 % res­pecto al mismo periodo del año anterior.

Más allá del aumento que se registra en líneas genera­les, al observar la distribu­ción de clientes por niveles de ingresos económicos, el dina­mismo en la utilización de las tarjetas de crédito no tiene el mismo ímpetu. Por ejemplo, la cartera con líneas de cré­dito superior a G. 10 millones registra el mayor crecimiento desde setiembre del 2015 ( 58 %) y representa la mitad de la cartera total de tarjetas de crédito dentro del sistema financiero.

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A su vez, el uso de tarjetas con líneas de G. 5 millones a G. 10 millones aumentó en 53,6 % desde el 2015, este segmento participa en el 19 % de la cartera total, mien­tras que el de las líneas de entre G. 3 y G. 5 millones acu­mula un aumento de 38,1 % en el mismo periodo, con el 14,2 % de la cartera total. El grupo de menores ingresos, con líneas de crédito inferio­res a G. 3 millones, todavía arrastra una disminución de 5,7 % en su cartera de tarje­tas desde setiembre de 2015, pero su participación en el total es de 16,7 %.

Según la Asoban, la dinámica guarda relación con la nueva ley de tarjetas de crédito, que dispuso se establezca men­sualmente un límite de tasas para estos instrumentos financieros, a partir del cál­culo de las tasas pasivas o de depósitos que se pagan en el sistema. Como consecuencia, el riesgo que se puede asumir en las operaciones se acotó y aquellos clientes considera­dos más riesgosos, frecuente­mente los de menores ingre­sos, quedaron excluidos del sistema.

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