- Por Guilherme Amado
- Profesor de la Fundação Dom Cabral, Brasil
En general, las empresas invierten mucho tiempo gerencial analizando el Estado de Resultados y los diferentes márgenes desde una perspectiva centrada en la generación de beneficios. Sin embargo, se dedica poco tiempo a la preparación y análisis del flujo de efectivo indirecto, un informe tan importante como el Estado de Resultados.
El mercado siempre se preocupa mucho y reporta incansablemente el beneficio neto de las empresas y su EBITDA, pero desde el punto de vista de los accionistas, generar beneficios es solo parte de la historia. Es necesario asegurar que estos beneficios generados estén disponibles para remunerarlos, asegurando una base de efectivo positiva para el pago de dividendos.
El flujo indirecto, también conocido como DFC (Estado de Flujo de Efectivo), se deriva directamente de la contabilidad y explica cómo y si la empresa está generando efectivo o incluso si lo está consumiendo, y su estudio aclara la mayor duda que escuchan los empresarios dueños de medianas o pequeñas empresas: ¿por qué mi empresa, que es rentable, nunca tiene efectivo? Para la elaboración y análisis de este estado financiero, tomamos como punto de partida el EBITDA generado en un periodo dado, que puede ser, por ejemplo, el último mes, y de ahí vamos restando los valores gastados o invertidos y sumando los valores ganados o desinvertidos.
El EBITDA es el punto de partida porque representa la generación bruta de efectivo proveniente de la operación de la empresa, incluyendo sus ventas totales y deduciendo impuestos indirectos, devoluciones y todos los costos y gastos operativos desembolsables que se tuvieron para producir esta ganancia en este periodo de un mes que tenemos en pantalla.
De este valor de EBITDA restamos primero el impuesto sobre la renta pagado y luego el valor invertido o desinvertido de la Necesidad de Capital de Trabajo (financiamiento de clientes, mantenimiento de inventarios y obtención de plazos para pagar a proveedores principalmente) y finalmente agregamos el valor de las inversiones o desinversiones que hicimos en el mes en activos no corrientes como la compra o venta de máquinas, autos, computadoras, intangibles e inversiones en subsidiarias. El producto generado aquí es el Flujo de Efectivo Operativo Libre (FCOL), que representa el flujo de efectivo neto producido por la empresa.
El FCOL es uno de los indicadores más importantes de una empresa, ya que determina, si se proyecta a largo plazo y se descuenta al valor presente, el valor de la empresa, porque en esencia, desde el punto de vista de los accionistas, el objetivo principal de una empresa es producir, más que beneficios, flujo de efectivo. Una vez calculada esta generación de efectivo neto, el valor se utiliza en primer lugar para cubrir el Flujo de Efectivo de la Deuda (FCD), que está compuesto por los intereses pagados a los bancos menos los intereses recibidos en inversiones financieras y las eventuales amortizaciones de deudas deducidas de la toma de nuevos préstamos, representando así todo el movimiento de la empresa con el mercado bancario.
Después de restar del flujo operativo este valor gastado o generado en la relación con los bancos, producimos el Flujo de Efectivo de los Accionistas (FCA), que es la base de efectivo que la empresa utiliza para pagar dividendos, siendo el saldo no pagado a ellos, reinvertido o mantenido en la empresa. Obviamente, si este flujo de los accionistas es negativo debido a un bajo nivel de EBITDA, altas inversiones o grandes amortizaciones de deudas, el pago de dividendos solo será posible si la empresa consume parte del efectivo que ya ha acumulado eventualmente en períodos anteriores para este fin, reduciendo su disponibilidad, lo que puede no ser recomendable.
Note que, al final, el flujo indirecto deberá cerrar con la variación efectiva del disponible entre el final del mes anterior y el saldo final de este mes.
Un seguimiento metódico y disciplinado de este estado financiero deberá mostrar una serie potencial de problemas en la gestión financiera de la empresa que deben ser abordados para que esta no pierda efectivo de manera descontrolada, así como los posibles ajustes que han garantizado una precisa generación de efectivo. En el mercado se suele decir que “el efectivo es el rey”, por lo que a corto plazo es más importante cuidar el efectivo que el beneficio, ya que la falta de efectivo mata, mientras que la falta de beneficio solo duele. Debemos garantizar este equilibrio de efectivo a corto plazo mediante el análisis constante del DFC para tener la oportunidad de generar beneficios a medio y largo plazo.
Los conceptos presentados están en el centro del programa PAEX de la Fundação Dom Cabral, que dedica cada vez más esfuerzos a la visión estratégica de líderes empresariales, con el fin de aumentar la capacidad de los ejecutivos para resolver problemas, definir competencias y construir un modelo de gestión estratégica orientado a resultados