Un paraguayo de exportación es, sin dudas, Ezequiel Estragó. Si bien nació en Para­guay, se considera un ciuda­dano del mundo. Se formó en tierras guaraníes y se espe­cializó en los mejores restau­rantes de Europa.

Desde muy pequeño, Ezequiel recorrió varios países con su familia, experimentando desde su corta edad con dife­rentes culturas y gastro­nomías. Tanto que, a los 13 años, cuando se mudó con sus padres y sus cinco hermanas a Barcelona, España, descubrió su pasión por la cocina.

En contacto con La Nación/Nación Media, contó que tras vivir unos años en el viejo con­tinente volvieron a Paraguay, donde terminó la secundaria e inició la universidad, deci­diendo formarse profesio­nalmente en la gastronomía. “Puse un carrito de comida callejera, le di mi propio toque y le llamaba gourmet, pero me di cuenta que debía volver a Barcelona y formarme profe­sionalmente. Aunque era un ambiente difícil, estaba dis­puesto a dar todo de mí para salir adelante. Tenía 21 años entonces”, relató Ezequiel.

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Ezequiel Estragó se dedica a la gastronomía de forma profesional desde hace 11 años.FOTO: GENTILEZA

Tras un año de sostener su emprendimiento en Para­guay, emprendió viaje a Bar­celona y comenzó su expe­riencia internacional. De allí pasó a México, luego a Dina­marca, Copenhague, Suiza, Ibiza, hasta volver a España nuevamente.

Allí, Ezequiel cocinó en El Celler de Can Roca, un res­taurante especializado en la cocina tradicional catalana y el número uno en la lista de “Los mejores 50 restaurantes del mundo”. “Me dediqué más de la mitad de mi vida a ser inmigrante y esto es algo que tiene su propio mérito, inde­pendientemente de lo que haya optado como profesión. Es algo que hay que tener muy en cuenta. Trabajar en las mejores cocinas de Europa es más que una experiencia profesional, es un romance apasionado con la gastrono­mía”, aseguró Estragó, quien tiene 11 años de experiencia en el rubro.

Resaltó que si bien hay mucho estrés, sacrificio, renuncias personales, familiares, tam­bién hay placer, creatividad y uno adquiere la capacidad de saber sobrellevar situacio­nes propias y ajenas. El com­patriota aseveró que este camino lo lleva a sumergirse en un torbellino de muchos sabores y aromas.

Jordi Roca, uno de los hermanos de El Celler de Can Roca, junto a Ezequiel Estragó.FOTO: GENTILEZA

EL CELLER DE CAN ROCA

Un hito en la vida profesional de Ezequiel Estragó fue haber preparado un plato junto a los hermanos Roca, Jordi, Josep y Joan, quienes enca­bezan el prestigioso restau­rante El Celler de Can Roca. Allí, en abril pasado, el com­patriota elaboró una receta paraguaya con un menú com­puesto por un plato de pira caldo y un snack de espinas de pescado. El plato princi­pal fue lomo y para el postre utilizó yerba mate.

Mencionó que detrás del plato existe una historia romántica en homenaje a la mujer para­guaya. “Creo que es el hilo conductor de la no extinción de nuestras costumbres y tra­diciones después de la guerra, esto es lo que les expliqué a ellos. Mi objetivo es que sepan más sobre nuestro país, lo he cumplido y ese sentimiento es muy gratificante”, manifestó.

El Celler de Can Roca ofrece una experiencia gastronó­mica completa, que va más allá de la comida, refiere el compatriota. El servicio es impecable, el ambiente aco­gedor y elegante, sumado a la selección de vinos, que está cuidadosamente elaborada.

Ezequiel expuso que este restaurante tiene un fuerte compromiso con los produc­tos locales y de temporada, utilizando ingredientes fres­cos y de alta calidad en todas sus preparaciones.

GASTRONOMÍA PARAGUAYA

Sobre el arte culinario para­guayo, Ezequiel sostuvo que está convencido de que tiene mucho para dar. Mencionó que hay potencial para inves­tigar e innovar, pero que eso requiere de recursos, tanto apoyo privado como público.

“Podríamos inspirarnos en la rica diversidad cultural indígena que tenemos, incor­porar elementos de las diver­sas comunidades y tradicio­nes culinarias del país en nuevos contextos y combina­ciones. Deberíamos de adop­tarla como una herramienta que nos dé a conocer y ayudar a muchísima gente. Además de recursos, se requiere crea­tividad, respeto por la tradi­ción y un profundo cono­cimiento de los sabores e ingredientes locales”, deta­lló el chef paraguayo.

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