• Por Víctor Pavón (*)
  • Analista económico y abogado

En estos días escuché sobre la necesidad de cambiar nuestro sistema tributario alegándose al respecto que resultan insuficientes para los ingresos públicos. Por tanto, se requieren –dicen los estatistas de siempre– modificar las actuales tasas impositivas, esto es subir el 10, 10, 10 de los tributos que ahora tenemos relacionados al consumo, a la renta personal y empresarial.

Esto sería un error catastrófico. Al respecto considero que hay una idea muy fuerte relacionada a que se considera que las tasas tributarias en Paraguay son muy bajas y que con aquel 10, 10, 10 no se pueden llevar a cabo con éxitos las políticas públicas.

Se justifica diciendo que el sector estatal no cuenta con suficientes recursos para cumplir con los objetivos trazados por los gobiernos. Es cuestión –dicen con suma liviandad argumentativa– de elevar todavía más la presión tributaria pues resulta exigua comparada con otros países. Alegan igualmente que es posible seguir presionando sobre los contribuyentes que ya están en la formalidad e incluso afirman que se debería elevar todavía más la deuda externa.

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Esto sería igualmente un error mayúsculo. Lo importante está en entender el fundamento del cual se parte para luego conocer sobre las consecuencias de tales medidas. La visión que se tiene al Estado como el eje del desarrollo es además de un error un peligro para la economía y para la misma política.

Estimular la demanda mediante la coerción gubernamental para continuar sacando dinero del sector privado, como en efecto lo son los impuestos y la deuda que permiten una mayor intervención estatal, en el corto plazo, puede hacer crecer el consumo y la renta de las familias; pero en el mediano y largo plazo es apenas un paliativo, un débil analgésico para un cuerpo que requiere de mejor tratamiento. Los efectos terminan por ser desastrosos.

Ocurre que esta manera de ver la economía desde la demanda viene a chocar inexorablemente con la realidad de los déficits fiscal y presupuestario. Esta situación se vuelve insostenible aun teniendo una Ley de Responsabilidad Fiscal como la que tenemos en nuestro país que no sería raro que se la pretenda modificar en cualquier momento.

Esta economía de la demanda también tiene otro problema insoluble y por ello sumamente peligroso. Ocurre que establecidas las medidas de intervencionismo afectando los impuestos y el gasto, se emite una señal a los políticos quienes encuentran de ese modo la respuesta que siempre desean en su fuero interior. Todo lo que sea tocar un “poco” en las finanzas les vienen como anillo al dedo para cumplir con las inmensas presiones electorales, los grupos de presión a lo que tienen que complacer en vista de seguir ocupando ellos mismos sus actuales cargos y distribuyendo otros privilegios para sus entornos.

Una de las primeras leyes de la economía sana trasladable a las finanzas igualmente sanas y prudentes está en que las necesidades son inmensas y los recursos siempre son escasos. El descuido, menosprecio y violación de este sencillo principio es uno de los motivos del por qué nuestra economía no puede llegar a más del 7 por ciento del producto interno bruto (PIB) anual y de modo sostenible.

De manera que no resulta suficiente mantener el actual 10, 10, 10, sino mejor aún: debemos ir cuanto antes al 5, 5, 5 en los impuestos al IVA, renta personal y empresarial. Vuelvo a dejar expresa constancia aquí mi posición de hace mucho tiempo que la renta personal en vez de disminuir al 5 por ciento debe derogarse de nuestro sistema jurídico y económico.

Estimular la demanda mediante la coerción gubernamental para continuar sacando dinero del sector privado, como en efecto lo son los impuestos y la deuda que permiten una mayor intervención estatal, en el corto plazo, puede hacer crecer el consumo y la renta de las familias; pero en el mediano y largo plazo es apenas un paliativo, un débil analgésico para un cuerpo que requiere de mejor tratamiento.

Esta economía de la demanda también tiene otro problema insoluble y por ello sumamente peligroso. Ocurre que una establecidas las medidas de intervencionismo afectando los impuestos y el gasto, se emite una señal a los políticos quienes encuentran de ese modo la respuesta que siempre desean en su fuero interior.

(*) Presidente del Centro de Estudios Sociales (CES). Miembro del Foro de Madrid. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”: “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la libertad y la República”.

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