El Banco Mundial (BM) publicó su informe de perspectivas econó­micas regionales para Amé­rica Latina y el Caribe, en el cual mantuvo el pronóstico de crecimiento para el Paraguay en 3,8 % para el 2024 y el 2025. Con estos niveles, Paraguay seguiría ubicándose como el país con mayor crecimiento económico de la región.

En la tabla figura que Para­guay crecerá 3,8 %, tanto en 2024 como en 2025, mante­niendo un nivel estable y que, según los expertos locales, es el nivel promedio de creci­miento económico que arras­traba nuestro país en los últi­mos años. El año anterior, la economía paraguaya repuntó 4,5 %, según los últimos datos, luego de un casi nulo creci­miento económico de 2022, que llegó solo a 0,1 %.

En el informe mencionaron que las perspectivas econó­micas de la región sugieren una recuperación gradual, con un crecimiento proyec­tado del 2,3 % en 2024 y del 2,5 % en 2025. Si bien los efectos persistentes de la restricción monetaria previa continua­rán influyendo en el creci­miento a corto plazo, se espera que su impacto se atenúe.

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Añadieron que, a medida que la inflación disminuya, se prevé que los bancos centra­les bajen las tasas de interés, lo que reducirá los obstácu­los al aumento de la inver­sión. Las proyecciones espe­cíficas para los países de la región son dispares, teniendo en cuenta que en el caso de Brasil, se prevé que el creci­miento se desacelerará al 1,5 % en 2024, pero en 2025 se recuperará y se ubicará en el 2,2 %, de la mano de la baja inflación y de las tasas de inte­rés. Por su parte, se prevé que el crecimiento de México se atenúe hasta el 2,6 % en 2024 y el 2,1 % en 2025; en tanto, se espera que la economía argentina se recupere y se expanda un 2,7 % en 2024 y un 3,2 % en 2025. A la par, Colombia mejorará del 2,2 % del 2023 al 1,8 % en 2024 y 3 % en 2025, mientras que en Chile, el crecimiento será del 1,8 % en 2024 y 2,3 % en 2025.

REGIÓN DEBE ENFRENTAR DESAFÍOS

Consideran que en el largo plazo la región deberá enfrentar desafíos persistentes, teniendo en cuenta que el potencial de crecimiento económico está disminuyendo en el contexto de la desaceleración de la productividad total de los factores y el enve­jecimiento de la población. La escalada de las tensiones geopolí­ticas, especialmente en Oriente Medio, podría perturbar los mer­cados energéticos y provocar un alza de los precios del petróleo.

Así también, los fenómenos meteorológicos externos, intensifi­cados por el cambio climático, representan amenazas adicionales, en particular para los sectores sensibles al clima, como la agricul­tura, la energía y la pesca. La persistente inflación básica de las economías avanzadas podría ir acompañada de tasas de interés elevadas durante un periodo prolongado, lo que limitaría las polí­ticas monetarias y fiscales de la región.

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