BBVA Research ha mantenido su previsión de que la economía de Argentina entrará en recesión en 2023, con una contracción del 3,5 % al cierre del año, y proyecta ahora que este deterioro tendrá un efecto arrastre hasta 2024, cuando se estima una caída del producto interior bruto (PIB) del 2,5 %. Esta caída del 2,5 % es superior en cinco décimas a la calculada por BBVA Research en su último informe de junio sobre la situación económica de Argentina. La alta inflación y la precariedad del mercado laboral se encuentran detrás de este pronóstico negativo para Argentina, en el que también influyen la sequía y las restricciones a las importaciones.
No obstante, la recuperación de las exportaciones agrícolas y la mejora de la balanza energética en 2024 darán soporte al mercado cambiario y a la actividad. Además, todo parece indicar que la sequía se revertirá y ello permitirá incrementar la oferta exportable del sector agropecuario. Del mismo modo, con la inauguración del gasoducto y el avance en otras obras de infraestructura se podrá no solo sustituir importaciones energéticas sino aumentar las exportaciones y alcanzar superávit en la balanza energética en 2024.
En cuanto a la inflación, el índice llegará al 200 % interanual al final de 2023 y permanecerá elevada en los primeros meses de 2024, pues esperan correcciones de tarifas y tipo de cambio desde diciembre de 2023. En el segundo semestre de 2024 comenzaría a desacelerarse, acumulando 155 % en el año, siempre que el nuevo Gobierno asuma un plan de estabilización que resulte “exitoso”. Mientras, la inflación mensual se mantendrá en los dos dígitos en lo que resta del año y el Banco Central de la República de Argentina podría subir los tipos de interés al 138 %, viéndose obligado a tomar más medidas de contención. La campaña electoral en Argentina, con unas encuestas que pronostican un resultado muy ajustado, está agravando aún más el escenario de incertidumbre económica que vive Argentina. Una vez se conozca quien será el presidente del país, éste deberá hacer frente a un plan de medidas ambiciosas para contener el drenaje de las reservas internacionales y las expectativas de inflación.
DEBE IMITAR AL BCP
El guaraní cumplió 80 años el pasado 5 de octubre y sigue demostrando ser una de las monedas más estables y que mayor confianza genera para los ciudadanos. Debido a que el país Argentina sufre de una gran depreciación de su moneda, La Nación/Nación Media conversó con el doctor en economía argentino, Darío Díaz, quien destacó que el Banco Central del Paraguay (BCP) viene haciendo un gran trabajo para que el guaraní goce de permanencia con el tiempo. Explicó que una de las claves para que el guaraní se mantenga con el tiempo sin perder ceros es porque el BCP es independiente, y se enfoca solo en implementar acciones para ejecutar la política monetaria.
Dijo que Argentina debería imitar esa política para bajar la inflación y a la par el déficit fiscal. “Creo que la principal solución es volver a que el Banco Central sea independiente, como lo tiene Paraguay, eso se debería imitar para poder contar con una moneda sana e ir bajando, de shock, el déficit fiscal”, dijo Díaz.