Carolina Vanni, Buenos Aires - Enviada especial
La consolidación de la Bolsa de Productos Agropecuarios del Paraguay es un anhelo largamente acariciado por los diversos sectores agroindustriales y exportadores, pues no solo ofrece confidencialidad a la hora de registrar los contratos, sino que además ayudará a reflejar los precios del mercado local, ya que serán resultados de las negociaciones cerradas un día antes en el país. A su vez, ayudará a potenciar a la Cámara Arbitral para la resolución de conflictos, en donde las partes podrán dirimir su disputa frente a un tercero que realmente es imparcial y conocedor del negocio, teniendo seguridad de que se van a cumplir las normas que ya todos conocían de antemano.
La conformación de la bolsa es un avance significativo en términos de instrumento para todos los actores de la cadena, considerando que puede ayudar a disminuir los riesgos, puede manejar información sobre los precios y, además, es un instrumento financiero de negociación, lo que a su vez puede permitir la dinamización del sector agropecuario.
La consolidación de una Bolsa Agropecuaria apoyará al mercado de compraventa de granos y cereales que ya es formal, pero que podría tener como beneficios la intervención de una Cámara Arbitral con laboratorios para resolver de manera ágil las diferencias de calidad. La adopción de una norma para unificar el patrón de calidad para la soja, para maíz y para trigo, por ejemplo, consensuada entre la oferta y la demanda, además de la posibilidad de ofrecer información de volúmenes y datos de la comercialización, manteniendo siempre la confidencialidad son solo algunos de los beneficios que traería consigo la consolidación de la Bolsa de Productos Agropecuarios del Paraguay.
Asimismo, en ese mismo marco, se cuenta con una institución que reúne oferta y demanda para discutir temas transversales como: trazabilidad, sustentabilidad y problemas derivados de trabas paraarancelarias, como podrían ser los límites de residuos en pesticidas, entre otros temas, explicó Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas (Cappro).
POTENCIAL PARA INDUSTRIALIZAR MÁS
Paraguay es uno de los mayores productores de soja en la región y, según las estadísticas, a nivel mundial está como 6.º productor de esta oleaginosa. El cultivo de soja se extendió entre el 2008 y 2021 y aumentó en un 62 %, lo que pudo lograrse gracias a la aplicación de buenas prácticas y tecnología. Pero la industrialización de la materia prima todavía no está muy consolidada debido a la falta de políticas públicas adecuadas; en promedio, entre el 2019-2021 se procesó apenas el 33 % de la producción de esos años, unos 3.15 millones de toneladas/año, es decir, las industrias aceiteras tuvieron una capacidad ociosa de más de 1 millón de toneladas.
En la medida en que se logre aumentar la industrialización de materias primas agrícolas dentro de nuestras fronteras, se obtienen productos de mayor valor que al exportar generan mayores ingresos de divisas; además, una industria de molienda sólida permitirá desarrollar otras industrias relacionadas, convirtiendo proteína vegetal en animal (avícola, porcina, etc.) generando también las condiciones para el crecimiento de los biocombustibles u otros sectores.
Los desafíos para lograrlo son varios y dependen de la voluntad política, que tienen como tarea preguntarse qué modelo de país quieren para el Paraguay: uno que siga favoreciendo la exportación de materias primas agrícolas en estado natural u otro que apunte a una mayor industrialización de las mismas. Puede resultar complejo entender el fascinante mundo de los agronegocios, pero algo un tanto más fácil y palpable es recurrir a la historia y analizar cómo los países desarrollados lograron serlo: la industrialización de las materias primas que producían o las que importaban a ese efecto fue clave.