El quiebre de la cosecha en la Argentina está generando preocupación en las industrias aceiteras paraguayas debido a que se tendrá que competir por la materia prima. Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), indicó que si el país sigue sin una política industrial el sector no va a mejorar. Desde el año anterior, la industria aceitera enfrenta una complicada situación. La caída de la cosecha en el país, que estuvo en torno al 80% como consecuencia de la prolongada sequía, ocasionó una falta importante de la materia prima que generó un escenario de varias industrias paradas y la pérdida de mano de obra.
En comunicación con La Nación/Nación Media, la gerente general del gremio, Sandra Noguera, afirmó que si bien las perspectivas de producción son mejores, rondaría los 8,5 a 9 millones de toneladas, lo que a su criterio no implicaría necesariamente que el procesamiento aumente. “Venimos de cerrar el 4to. año consecutivo de caída interanual en la molienda, de una capacidad ociosa de más de 1 millón de toneladas”, detalló. Indicó que, si bien la industria aceitera paraguaya tiene el firme compromiso y la capacidad para convertir al país en un proveedor global de alimentos con valor agregado, para ello se necesitan de políticas públicas enfocadas en promover el desarrollo y la integración de sus cadenas industriales.
Sobre ese punto, Noguera agregó que hay que defender las industrias ante políticas de otros países que apuntan a llevarse las materias primas cosechadas en el país para agregarles el valor dentro de sus fronteras. Tal es así que dijo la dura realidad en la Argentina, en donde el quiebre de la cosecha de un 50% generará el aumento sustancial de la demanda de granos de soja en estado natural, que, a considerar por las circunstancias, tendrían origen paraguayo. “Y con esas industrias las nacionales van a tener que competir por la materia prima. Las industrias argentinas sí cuentan con un régimen de admisión temporaria que les permite importar granos de la región, con que nuestras industrias no cuentan”, puntualizó la gerente al señalar sobre la competencia desleal que podría darse entre las industrias de ambos países.
Explicó que el año anterior fue el peor para la industria aceitera del país y no solo por el quiebre de la cosecha sino por la falta de una política industrial por lo que acotó que de seguir con ese statu quo, la situación en el sector no va a mejorar. Añadió que la agroindustria genera más de 8.800 puestos de trabajo de forma directa e indirecta por lo que es de suma importancia mantenerlas operativas. Durante el año anterior, la caída de los ingresos de divisas que tuvo el complejo sojero llegó a más de G. 2.000 millones frente a los datos del 2021. Noguera aseguró que, si el Gobierno tomaba medidas a tiempo para intentar minimizar el riesgo de desabastecimiento de materias primas, la caída podría haber sido menor debido a que se lograría una mayor industrialización y, por ende, un aumento de las exportaciones de los productos derivados de la soja.
Inversiones, para el crecimiento del PIB
En 20 años de la agroindustria pasó de US$ 1.300 millones en el 2002 a US$ 8.200 millones en el 2022.
El Ministerio de Industria y Comercio informó sobre cómo incrementó la industria a lo largo de dos décadas en el país. Según los últimos datos, en 20 años, el PIB industrial creció 6 veces más. Pasó de US$ 1.300 millones en el 2002 a US$ 8.200 millones en el 2022. El viceministro de Industria, Francisco Ruiz Díaz, explicó que parte del aumento de producción industrial tiene que ver con las inversiones y capacidades desarrolladas en la agroindustria. Ruiz Díaz recordó que esto inició entre el 2003 y 2004 con las reformas fiscales que se realizaron, razón por la cual se fortaleció toda la política fiscal y se dio una independencia al Banco Central del Paraguay (BCP) para lograr controlar la inflación.
“Se pudo establecer una metodología para determinar la estabilidad de precios, ellos eligieron el método: inflación objetivo, fijaron sus metas y han logrado mantener eso”, dijo. Contó que en el 2013 se logró algo muy importante. La primera emisión de bonos soberanos, que obtuvo una calificación muy valorada, algo que aumentó la demanda de bonos en Paraguay. “Fue más de lo esperado”, indicó.
Explicó que Paraguay empezó a tomar lugar para los grandes inversionistas a nivel mundial. Según el viceministro, lo más atrayente fue el buen manejo económico del país, y que a pesar de que entre el 2008 y 2012 hubo un cambio de gobierno, las reglas de juego permanecieron, algo que gustó a muchos empresarios. Destacó que las inversiones en la agroindustria fueron claves para el crecimiento económico en estos años. No solo el envío de granos naturales sino el procesamiento de ellos, dando un valor agregado a los productos. A su vez, comentó que los inversionistas resaltaron la calidez humana del paraguayo a la hora de trabajar. No solo su capacidad productiva, sino que a la hora de agruparse colectivamente para velar por sus intereses “lo hacen de una manera muy pacífica sin perjudicar a la producción”.