La falta de lluvias gene­ralizada (aguaceros) en los principales departamentos productivos del país, sumada a las altas temperaturas, están afec­tando los cultivos de soja y maíz, según reportes de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP) y sus filia­les. “Los productores están preocupados, ya que se están empezando a marchitar algu­nas plantas y esta época es crucial para el buen desarro­llo, calidad y rendimiento de los cultivos”, manifestó Fla­minio Núñez, presidente de la CAP en Caaguazú.

“Ya se empieza a notar el estrés hídrico en la soja, las hojas empiezan a tomar un color amarillo por el calor en esta zona y las temperaturas son muy elevadas”, expresó el ingeniero Manuel Ocampos, técnico agrícola de la Unión de Gremios de la Producción.

Por su parte, el productor Daniel Ropke, de Itapúa, señaló que hay hectáreas de soja que ya están comprome­tidas “muchas áreas sembra­das están en riesgo, espera­mos que este fin de semana vengan las lluvias para tener de nuevo un poco más de esperanza, el clima está duro nuevamente”, expresó.

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Pese a que se proyecta un buen año agrícola, desde la Capeco estimaron una merma en la producción de soja debido a la falta de precipitaciones y las altas temperaturas. La esti­mación se reduce así de 10,3 millones a 9,3 millones de toneladas para la campaña 2022/2023. En este 2022, la campaña sojera cierra con una caída de 7 millones en la pro­ducción, lo que generó que más de US$ 3.500 millones dejaran de ingresar al país en concepto de exportaciones del grano.

INFORME CLIMÁTICO DE INBIO

Según el informe del Insti­tuto de Biotecnología Agrí­cola, las precipitaciones serán inferiores a las normales en el mes de diciembre y febrero en toda la extensión del territorio nacional. Para el mes de enero (período en que el cultivo de soja está en proceso de llenado de granos) se pronostican llu­vias en volúmenes normales e incluso superando levemente la media normal mensual.

PREOCUPACIONES

Recientemente, la asesora de comercio exterior, Sonia Tomassone, y Hugo Pastore, director ejecutivo, comenta­ron que sigue preocupando las nuevas medidas europeas con relación al uso de defensivos agrícolas, el cambio de uso de la tierra y otros temas ambien­tales, que más que una acción a favor del ambiente consti­tuyen barreras arancelarias que elevan innecesariamente los costos de producción y podrían restringir las importa­ciones provenientes especial­mente del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Sin embargo, también hay cosas positivas, sostuvieron que la situación logística, tanto fluvial como terrestre mejoró con relación al año pasado, especialmente por una mejora en el caudal de los ríos, pero el flujo de exportaciones vía terrestre aún cuenta con incon­venientes por la intensificación de los controles en frontera por parte del Ministerio de Agricul­tura del Brasil.

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