Trabajadores de dis­tintos puntos del país, aglutinados en el Consejo Nacional de Pro­ductores Frutihortícolas del Paraguay, se movilizaron en Asunción desde tempranas horas de ayer frente al Minis­terio de Agricultura y Gana­dería (MAG) en reclamo a la inacción del Gobierno res­pecto a la problemática del contrabando, exigiendo res­puestas y acciones concretas.

Los productores frutihortí­colas esperaron la audiencia con el ministro de Agricul­tura puedan no solo avanzar en una mesa de negociacio­nes con las autoridades, sino también se tomen las medi­das necesarias para garanti­zar mercado a la producción nacional. A la vez, otro grupo de importadores, también de variedades frutihortíco­las, se manifiestaron frente al Mercado de Abasto para solicitar que se liberen los permisos de importación, aparentemente de papa y cebolla, según se observa en la movilización que incluso conlleva al cierre de media calzada de la avenida.

“Estamos esperando la audiencia con el ministro, que nos reciba para conver­sar sobre la problemática de la comercialización de nues­tros tomates. Nuestros pro­blemas son mercado, precios y el tema de los productos que entran vía contrabando desde Argentina, que en un 50% tiene que ver con nues­tra problemática”, expresó a la 1020 AM Abel Brítez, pre­sidente del Consejo Nacio­nal de Productores Fruti­hortícolas del Paraguay.

Señaló que el panorama actual del sector se traduce en pérdidas millonarias, tanto por el factor del precio, así como por la falta de comer­cialización a raíz de ello, y que todo tiene su origen en el ingreso ilegal de tomates del vecino país a precios muy por debajo que no les permite competir con estos. La reu­nión estuvo programada para realizarse, además del titular del MAG, con el presidente del Senave y el director de Comer­cialización del MAG, ocasión en la que dejaron sentadas sus posiciones sobre la mesa las peticiones correspondientes tras cruzar informaciones, de modo de lograr algo concreto y definitivo para que los pro­ductores a nivel país no ten­gan que volver a manifestarse hasta la capital para ser teni­dos en cuenta.