El director de la Cámara Paraguaya de Molineros (Capamol), Enrique Arrúa, señaló que el precio internacional del trigo experimentó un aumento excesivo a consecuencia de varios factores, entre ellos, las condiciones bélicas en el este de Europa. Los molineros tendrán que ir ajustando de forma gradual los precios hasta llegar a un equilibrio.
Para entender el encarecimiento que se está dando en el sector, Arrúa considera que debemos tener en cuenta que en el 2021 el precio internacional de la tonelada del trigo rondaba los US$ 250, en los primeros meses del 2022 subía a US$ 350 y en la actualidad alcanza US$ 420 la tonelada.
Arrúa recordó que Paraguay tiene una producción aproximada de 1.250.000 toneladas, que se está esperando ahora para la cosecha, lo que lo ubica como un excelente productor. Opinó que está garantizada la cuota local debido a que solo el excedente se exporta, pero apuntó a que el incremento repercute para los molineros.
“Si afecta a los molinos por el incremento de la materia prima, evidentemente tiene que ir subiendo también el precio de la harina. No obstante, los molinos están aguantando y están haciendo un incremento muy gradual del precio de la harina para que no afecte demasiado a la economía local. El paraguayo es muy consumidor de pan y pastas”, sostuvo Arrúa.
GRADUAL
Aseguró que si el sector molinero acompaña el incremento de la harina con base a lo que está incrementándose la materia prima se van a disparar los precios por las nubes, por lo que optaron por hacer los reajustes de forma gradual. Pese a eso, indicó que se deben ir subiendo los precios con el transcurso de los meses de manera a ir equiparando los precios con la situación internacional.
Explicó que, actualmente, el precio de la harina en bolsa de 50 kilogramos está en el orden de los G. 220.000, mientras que el punto de equilibrio con el precio actual del trigo debía estar en torno a los G. 260.000, lo que representa un aumento del 18% con relación a lo que se mantiene por hoy. Aclaró que es considerado un factor directo que afecta el precio de la harina, mientras que la suba en el precio del combustible podría empeorar esa perspectiva.