Productores dedicados al cultivo de girasol apuntan a un aumento en la superficie tras un periodo de baja producción en los últimos años. “El girasol es una alternativa de cultivo rentable para los productores”, pero no está pasando por un buen momento, dijo Lauro Fischer, productor de la zona del departamento de Itapúa.
En ese sentido, indicó en comunicación con La Nación/Nación Media que hubo un ataque fuerte de palomas y prácticamente se terminaron las plantaciones y desde el año pasado empezó a repuntar nuevamente con el apoyo de algunas cooperativas en la zona sur del país.
Fischer explicó que la sequía también impactó, ya que hubo parcelas donde las semillas germinaron y en otras donde la escasez de agua afectó, así como a otros rubros de la agricultura. Destacó además que el girasol es una buena opción para la rotación de cultivos.
FALTA DE SEMILLAS
Por su parte, Sandra Streck, asesora comercial de Oleaginosas Raatz, mencionó que uno de los problemas es la falta de semillas híbridas. Como empresa estamos queriendo ampliar la superficie de cultivo, pero cuesta conseguir semillas. Es poca la cantidad que se consigue porque se prioriza otros mercados y de gran producción”, expresó a La Nación/Nación Media.
Mencionó que lejos se está de la cifra del 2010 cuando el área de siembra llegaba a aproximadamente 200.000 hectáreas. Se estima que actualmente orilla las 15.000 hectáreas, aunque datos publicados recientemente por la Unión de Gremios de la Producción (UGP) señalan que en el 2021 se cultivaron 31.000 hectáreas de girasol.
RENDIMIENTO
Streck manifestó que la producción es destinada principalmente al mercado local para la elaboración de aceite. Añadió que a pesar de la sequía el rendimiento no fue malo y se llegó a un promedio de 2.500 kilos por hectárea, cifra que representa una merma en comparación con otras campañas.