La tan esperada tecnología de vacunas producidas de plan­tas genéticamente modifica­das podría ayudar a que las inyecciones contra el covid-19 lleguen a los países en desarro­llo. Una empresa canadiense ya completó todos los ensa­yos clínicos para una vacuna contra la influenza (obtenida en tabaco) y ya ejecuta ensa­yos clínicos de fase 3 de una prometedora vacuna contra el covid-19 con la misma tec­nología vegetal.

La pandemia pone de mani­fiesto brechas flagrantes en las capacidades actuales de producción de vacunas en el mundo. La fabricación de inmunizantes convencionales es costosa y compleja. Solo unos pocos países tienen la tecnolo­gía, los recursos humanos y los fondos para fabricarlas.

Aun­que no hay vacunas produci­das en plantas (genéticamente modificadas) disponibles para uso humano, hay varias en pro­ceso, como la de Medicago, una compañía de biotecnología, que desarrolla una vacuna contra la gripe a base de plantas, y que espera la aprobación final del gobierno canadiense.

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Las vacu­nas producidas en plantas eli­minan la necesidad de biorre­actores porque ellas mismas son biorreactores. Las plantas se pueden cultivar en inverna­deros de grado farmacéutico con clima controlado que evi­tan la entrada de insectos y pla­gas, pero no requieren condi­ciones estériles.

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