La Unión de Gremios de la Producción (UGP) dio a conocer este lunes la producción total de la soja correspondiente a la campaña 2020/2021. Los datos facilitados por la UGP indican que la zafra sojera arrojó un volumen de pro­ducción de 10.098.864 tone­ladas, en un área de cultivo de 3.701.631 hectáreas, cuyo rendimiento promedio fue de 2.728 kilos por hectárea.

El informe aclara que el mar­gen de error que puede tener esta cifra es del 3%, equiva­lente a 302.966 toneladas. Es decir, la producción total puede ascender a 10.401.830 toneladas o descender a 9.795.898 toneladas, aunque desde el gremio afirmaron que hay una alta probabili­dad que los números publica­dos en la fecha ya no variarán.

En comparación a la campaña 2019/2020, que arrojó una pro­ducción excelente y llegó a unas 10.600.000 toneladas, esta última zafra sojera presenta una disminución de alrededor del 5% en el rendimiento total. No obstante, es considerada una buena campaña, teniendo en cuenta las dificultades cli­máticas que retrasaron el inicio de la siembra en el 2020.

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Héctor Cristaldo, presi­dente de la UGP, calificó como atípica y con muchas dificultades a la campaña sojera 2020/2021 y destacó el mérito del productor, que supo manejar la falta de humedad en el suelo y lograr el resultado final expuesto en la fecha.

PROPORCIÓN

“La época de siembra normal está distribuida en tempra­nera, un 45%; en ciclo medio, 35%, y 20% de siembra tar­día. Este año, considerado atípico, fue totalmente dife­rente, se desfasó todo el ciclo. La proporción de siembra en esta última campaña fue de 19% tempranera, 18% media y un 63% de tardía”, explicó el ingeniero agrónomo.

La UGP detalla en el reporte que en la tempranera de la zafra 2020/2021 se sem­braron 685.906 hectáreas, logrando un rendimiento promedio de 1.719 kilos por hectárea. En la media se cul­tivaron 672.677 hectáreas, con un rendimiento prome­dio de 2.834 kilos, mientras que en la tardía se sembra­ron 2.343.048 hectáreas, logrando una producción promedio de 2.993 kilos.

“Esto muestra el mérito del productor, un gran obser­vador y mirador que supo ver lo que mira. Con ese desplazamiento forzado (de la siembra) por las circuns­tancias climáticas (el pro­ductor) pudo aprovechar las mejores condiciones de humedad en el suelo y des­plazar la época de siembra, rompiendo todo un para­digma acostumbrado”, resaltó Cristaldo. Explicó en ese sentido que normal­mente se acostumbra sem­brar la soja desde setiembre y no pasar el 15 de octubre para terminar la siembra. Este año, debido a la sequía que retrasó el inicio de cul­tivo, se terminó de sembrar en noviembre.

ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO

“Si no se hubiese ajustado el período de siembra acorde a las condiciones de humedad en el suelo, la producción total de soja hubiese llegado a apenas 8.750.841 toneladas. Acá se ve la mano del productor y la adaptación y el manejo”, reiteró Cristaldo.

En ese contexto, el titular de la UGP instó a las autoridades, tanto del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), de la Cancille­ría Nacional como del Ministerio del Medio Ambiente (Mades), a poner el foco en las medidas de adaptación de Paraguay al cambio climático, y no a la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero.

“La gente que está haciendo el planteamiento en el plano ambiental está muy enfo­cada en la mitigación del cambio climático y Paraguay no es un país de alta emisión. Poner el esfuerzo en eso y pedir cooperación internacional, cuando somos de baja emisión, no coincide con la realidad. Sí tenemos un impacto grande en la producción, porque necesitamos adaptarnos a estas condiciones climáticas muy cambiantes y volátiles”, puntualizó.

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