La moringa orgánica paraguaya es un rubro con presencia en el país, ya hace casi 12 años que tuvo este proceso de desa­rrollo bajo tres pilares: el de producción tradicional en el campo, la incorporación de la ciencia para llegar a la innova­ción, con el valor agregado que hoy representa como ingre­diente nutricional y versátil.

Tras todo ese camino reco­rrido es que logró posi­cionarse para que hoy, los consumidores loca­les apuesten a la moringa como un aliado estratégico, pues varias investigaciones y estudios han confirmado su aporte para aumentar las defensas, según publi­caciones internacionales (https://diariodecuba.com/cuba/1588981076_19113.html), que ayudan a comba­tir el covid-19.

Al respecto, el productor y uno de los pioneros en el cultivo y procesamiento de moringa en Paraguay, Luis Santacruz, de Tekove Green, quien puso en contexto a La Nación sobre el auge del consumo de la moringa, señaló que efecti­vamente los números están en forma ascendente, esti­mando aproximadamente unos 1.000 consumidores conforme a las facturaciones.

“Definitivamente hay un aumento en el consumo, la gente nos está conociendo como marca casi posicionada, los números se van acercando a una escalabilidad impor­tante no solo por el covid, ni porque nosotros lo digamos, sino porque la moringa está respaldada por profesiona­les médicos, nutricionistas, entrenadores, deportistas y más”, expresó.

Santacruz explicó que lo que hizo Tekove Green fue darle esa credibilidad, transparen­cia y aceptación al consumidor final tras un trabajo de más de una década, que ahora se res­palda con las recomendaciones de los profesionales, que dicen cada vez más constatarse que la especie es uno de los mejores aliados nutricionales.

Ahora el siguiente paso para la moringa paraguaya es salir al exterior, para lo cual Tekove Green vino trabajando y ya cuenta con todos los regis­tros sanitarios y de alimen­tación locales para vender el producto, a más de contar también con el registro Food and Drug Administration (FDA) de los Estados Unidos y una certificación orgánica, es decir, acordes a los están­dares internacionales de los mercados más importantes, que es a lo que apuntan, pre­cisó Santacruz.