La profunda crisis eco­nómica que no golpeó con fuerza a Paraguay en el 2020, ya que la caída en el producto interno bruto (PIB) fue leve, se visualiza con mayor claridad en los indicadores a inicios del 2021. La actividad económica, por ejemplo, cayó fuertemente en enero, al igual que las ventas.

El indicador de ventas regis­tró en enero una variación inte­ranual negativa. De acuerdo con los datos preliminares, el Estimador Cifras de Negocios (ECN) registró una variación interanual de -2,4% en el pri­mer mes del año. Por su parte, el promedio móvil tres meses observó una variación inte­ranual de 1,3%.

El resultado del indicador se encuentra explicado funda­mentalmente por los desen­volvimientos negativos obser­vados en el comercio y en los servicios, menciona el reporte del Banco Central.

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En la actividad comercial se registraron comportamien­tos adversos en las ventas de dispositivos tecnológicos, insu­mos agropecuarios, alimen­tos, combustibles, vehículos y prendas de vestir. No obstante, la rama de productos quími­co-farmacéuticos presentó un desempeño favorable.

En cuanto a las prestaciones de servicios, se verificaron varia­ciones negativas en las ventas de las actividades de servicios a las empresas, hoteles y res­taurantes y transporte. Por su parte, los servicios inmobilia­rios y las telecomunicaciones presentaron variaciones posi­tivas en sus ventas.

Finalmente, en la industria manufacturera se observan dinámicas favorables en las ventas de productos quími­cos, metales comunes y pro­ductos metálicos. No obs­tante, las ramas productoras de bebidas y tabaco, produc­tos del papel, minerales no metálicos, molinerías y pana­derías, textiles y prendas de vestir arrojaron resultados negativos.

Sobre el punto, Manuel Ferreira, economista y ex ministro de Hacienda, dijo que en realidad el resultado de enero de este año versus el mismo mes del año pasado es como estar comparando “man­zana con pera”, tanto para el nivel de actividad económica, como para las ventas.

“En enero del 2020 venía­mos en un proceso de recu­peración importante, com­parado con el 2019, un año de sequía, y la buena cosecha empezó en enero del 2020. Sin embargo, en el 2021 la cose­cha no arranca en enero, sino en marzo, lo que da la explica­ción de caída de actividad”, agregó.

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