Una nueva estructura puede llevar a las empresas a hacer autodenuncia, cooperar y remediar, lo que hace al trabajo del fiscal más efectivo en contra del lavado de activos, resaltó la profesora Jennifer Arlen, de la Universidad de Nueva York (EEUU), directora del Programa de Cumplimiento Corporativo del Centro de Derecho. Fue ayer en el marco de la conferencia internacional “Prevención de lavado de activos: Nuevas tendencias en responsabilidad de la empresa”, organizada por el Instituto del Banco Central del Paraguay (BCP).
Enfatizó que en cuanto a la cooperación no se debe malinterpretar como un acuerdo con el fiscal, del cual, a través del delito, se pueda tomar beneficio, como una sanción menor, lo que hace al delito más barato para las empresas, pues eso desalienta. “Las empresas tienen que buscar la forma del porqué pudo pasar el acto ilícito, ver qué estuvo mal con el programa de cumplimiento para subsanar los errores. Solo va a funcionar si las empresas piensan en colaborar correctamente con la Justicia, ya que arriesga una enorme responsabilidad. Para eso los países necesitan adoptar un régimen amplio de responsabilidad penal empresarial, diciendo que las empresas son responsables con todo el delito provocado por cualquier funcionario, ya sea alto o bajo mando, si se cometió dentro de su empleo. Esto porque la empresa recibe todos los beneficios del ilícito, con o sin programa de cumplimiento”, dijo.
Reiteró que las empresas deben creer que el delito sale caro, para motivar a adoptar un programa de cumplimiento diseñado a evitar las conductas indebidas. “Necesitamos un régimen de responsabilidad penal amplio, y que las empresas tengan miedo de las consecuencias para que estén motivadas a denunciar y cooperar. Las empresas deben preocuparse de que si no se entregan, los fiscales pueden atraparlas, sin autodenuncias. Con esto es importante dar un financiamiento adecuado a los fiscales, a la Policía o a la institución, que haga la investigación de delitos corporativos. Otro punto importante es crear un equipo de fiscales experto, ya que requiere de habilidades especializadas en flujo de efectivos, contabilidad”, señaló.
Es una muy buena idea incluir un programa de informantes, haciendo que las denuncias sean anónimas, sin que se enteren dentro de la empresa, así como también adoptar leyes que protejan contra los despidos, si es que la compañía sospecha de su trabajador, impidiendo castigos. “También es muy buena idea de adoptar leyes que provean recompensas a los informantes, ya que siempre hay un daño en sus carreras, incluso si hizo un favor grande a su país”, agregó.
APLICACIÓN ÓPTIMA DE LA LEY
La profesora Jennifer Arlen, del Centro de Derecho, Economía y Organización de la Universidad de Nueva York, contó que una aplicación óptima de la ley por parte de las empresas debe ser prioridad. El objetivo será inducir a las compañías a prevenir los delitos empresariales, donde la implicación en las empresas no pueden beneficiarse materialmente de ningún delito; y la normativa obligue a devolver los beneficios. Otro fin será en que las empresas deben querer ayudar a detectar conductas indebidas y proporcionar información material y precisa al Gobierno. Para eso deben enfrentarse a una amenaza importante de responsabilidad si no informan y cooperan.