A causa de la pandemia, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en el 2020, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán para acceder a los alimentos, señalaron ayer la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ambos presentaron un informe conjunto en el que proponen acciones urgentes para enfrentar el alza del hambre producto de la pandemia en la región.
Según el informe, tras 7 años de lento crecimiento, se podría ver la mayor caída del PIB regional en un siglo (-5,3%), lo que traerá en el 2020 un aumento de la pobreza extrema de 16 millones de personas con respecto al año anterior. El impacto sobre el hambre será también muy significativo, tomando en cuenta que en 2016-2018 ya había 53,7 millones de personas en inseguridad alimentaria severa.
Los efectos de la crisis ya son visibles en los sistemas alimentarios: la vulnerabilidad de los trabajadores ha crecido y los precios internos de los alimentos están subiendo más que el precio de otros productos de la canasta básica, según el IPC.
Por el desempleo, millones de personas no pueden adquirir suficientes alimentos, y otras optan por alimentos más baratos y de menor calidad nutricional.