Compartir el tereré se volvió un riesgo de contagio y, a la vez, un desafío para todos los paraguayos que dejaron de lado las rondas para que los sorbos se vuelvan personales.

Si bien para el personal de obra el tereré es su aliado del día a día para sobrellevar el calor, actualmente, para evitar la propagación del coronavirus este fue prohibido; al menos, en la construcción de las Oficinas de Gobierno (ODG), impulsada por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).

A partir de la disposición del Poder Ejecutivo de extremar las medidas sanitarias para evitar la propagación de la COVID-19, se acentuaron los controles del cumplimiento de las mismas, basadas en un instructivo del Ministerio de Salud Pública dirigido especialmente al personal en obras.

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Este contempla, además, la constante limpieza y desinfección. En este caso, el Consorcio Edificaciones es responsable de monitorear la implementación de las normas de higiene y seguridad para evitar el contagio de la enfermedad.

El distanciamiento social también es otra de las recomendaciones a las que se le hace el seguimiento, tarea que demanda mucha atención debido a que la cantidad de empleados obreros es elevada. Las prácticas tradicionales que hoy representan un riesgo de contagio, como los saludos con abrazos y apretones de manos, también son vigiladas.

Se enfatiza, además, en el frecuente lavado de manos, la disposición y uso de alcohol en gel y tapabocas, como también el registro de temperatura a los obreros, en forma permanente. Se instalaron lavatorios en toda la obra y se dispusieron turnos para el almuerzo, en el afán de evitar las aglomeraciones.

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