- POR ALFREDO PAREDES
- Periodista
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En el 2023, el Paraguay debe revisar, junto con el Brasil, el Anexo C del Tratado de Itaipú, y para ese momento se debe tener claro qué es lo que se va a negociar, defender y proponer según sean los intereses del país. El crecimiento de Paraguay en cuanto al consumo de energía eléctrica es constante y en base a esa situación debe empezar la preparación de los negociadores de manera a que estos representen de forma positiva al Paraguay.
La visión de investigadores y de uno de los ex directores de Itaipú coincide que se debe pensar en una política energética y consensuar con el país para luego crear la estrategia a ser utilizada y finalmente llevar a la planificación de cómo se va a encarar la idea. La Itaipú Binacional es la hidroeléctrica cuya producción es la mayor del mundo y es también considerada como una de las maravillas del mundo. En el 2016 produjo un total de 103 millones de megavatios por hora (MWh), un nuevo récord mundial en generación anual. Su mayor producción anterior fue establecida en el 2013, con 98.630.035 MWh.
El ingeniero Gerardo Blanco, coordinador del Grupo de Investigación en Sistemas Energéticos (GISE) de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción, señaló que la preparación del Paraguay para el 2023 se debe fundar sobre tres ejes fundamentales. El primero de ellos es pensar en un modelo de política energética que debe ser consultada con todos los actores políticos, sociales, públicos y privados; es decir, de ser posible, con toda la población paraguaya ya que se debe saber y opinar sobre los intereses que competen al Paraguay. Posteriormente, el siguiente punto es definir una estrategia energética; es decir, qué es lo que se debe realizar para ir formando la preparación de los negociadores; por último, es la planificación energética mediante la cual se ejecutará todo lo ideado.
“Creo que es muy importante capitalizar los capítulos de las últimas semanas y aprender de eso. Debemos perfeccionar nuestros defectos de los errores que hemos cometido porque estar frente a Brasil y revisar el Anexo C no será fácil”, manifestó el representante de la Facultad Politécnica de la UNA. Agregó que Paraguay se enfrentará a las dos negociaciones más importantes de su historia, la primera, consiste en el diálogo con todos los sectores económicos, políticos, industriales, población en general. Un hecho que no ocurrió en la historia del país. Por otra parte, la negociación o revisión propiamente dicha del Anexo C con el Brasil, lo cual considera histórica para el Paraguay.
ACELERAR PROCESOS
El ex director de Itaipú (lado paraguayo), James Spalding, explicó que la negociación con el Brasil debe iniciarse sin perder más tiempo, de ser posible, entre este segundo semestre del año y el principio del año próximo. Spalding fue directo y dijo que las negociaciones deben cerrarse a más tardar en el primer semestre del 2021 teniendo en cuenta que cualquier acuerdo, de este carácter, debe ser aprobado en los congresos de ambos países y con los antecedentes de que no es fácil dicha labor, se debe concretar para antes de agosto del 2023.
“Un ejemplo de esto es lo que sucedió cuando en el gobierno de Fernando Lugo, en el 2009 con el acuerdo firmado con Lula da Silva, y el congreso brasileño tardó casi dos años aprobar las modificaciones, lo que incidió en una demora importante en la aplicación de las nuevas condiciones”, expresó el ex director de la Itaipú Binacional.
Agregó que no está en discusión si Paraguay puede o no usar su 50% y que el país puede contratar el 100% de la energía que le corresponde. Mencionó que la demanda actual del país no requiere toda esa potencia, motivo por el cual lo que no consume el Paraguay se comercializa con Eletrobrás.
COMUNICACIÓN
Por su parte, Victorio Oxilia, analista energético de la Facultad Politécnica de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), indicó que dentro de las intenciones de negociación con el Brasil se debe aplicar un esquema en el cual debe existir dos círculos de comunicación que tienen que ser fluidos, precisos y fidedignos entre el equipo negociador y las autoridades.
En este sentido, las autoridades paraguayas deben tener las instrucciones claras y precisas, pero al mismo tiempo, ellas deben ser alimentadas de información fidedigna. “Lo que está pasando actualmente y que desencadenó en una situación complicada es un claro ejemplo de que debemos aprender y mejorar la cuestión”, manifestó el investigador.
Oxilia señaló que una de las cuestiones que preocupan es que el Paraguay es muy vulnerable a las presiones financieras desde el Brasil. Explicó que el vecino país sabe que Paraguay es dependiente de los recursos recibidos de la binacional. “El temor que tengo es que no estamos reaccionando ante estas situaciones y se debe tomar los recaudos necesarios”, manifestó Oxilia.