Desde la Asociación Industrial de Con­feccionistas del Paraguay (AICP) se sienten identificados con la actual situación de Manufactura de Pilar, cuyo principal mercado es el regional, y que si bien no tuvieron notificaciones de alguna empresa que tenga que recurrir al mismo actuar, sí afirman que los locales en gene­ral disminuyeron en demasía desde el 2018 las ventas, en promedio entre 20 a 30%, por lo que es evidente una rece­sión a nivel local, manifestó la gerente de la asociación, Adriana Chaparro.

“Ya escu­chamos muchas promesas y ya queremos acciones porque pre­cisamos empezar a empujar las acciones, más allá de las rela­ciones diplomáticas, porque ya es hora de que se despierte este gobierno. No vemos ninguna acción y es evidente que muchas empresas están siendo afecta­das en gran medida y queremos ver esas acciones que anuncia­ron”, expresó.

Alegó que si bien entiende que no todo es culpa de las autori­dades, recalcó que el Gobierno tiene que tener metas, objeti­vos y estrategias definidas y comunicar esto al empresa­riado para que el empresa­rio se sienta seguro, que es lo que no se siente hasta ahora y repercute en la economía y también en el consumidor, por lo que deben lograr primero la estabilidad para generar mayor confianza en el sector privado y dinamizar la economía en tra­bajos conjuntos.

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En ese sentido, señaló que ya tuvieron encuentros con varios directores y ministros de instituciones, así como las notas diplomáticas, para exigir un mayor control por parte de Aduanas, ya que exis­ten muchas tiendas clandes­tinas que acarrean fardos de prendas americanas o bra­sileñas desde G. 20 o 30 mil, cuyo ingreso es ilegal porque se comete dumping, afectando fuertemente a los que venden tejidos locales y a los importa­dores mismos, quienes ya no pueden proveer a las empre­sas locales por esa competen­cia desleal, y eso se convierte en toda una cadena, explicó.

Pese a que los números de las exportaciones hayan crecido en el 2018, en gran parte por las maquiladoras, es el contexto local el que no está acompa­ñando todo ese crecimiento que requiere el sector. Recordó el caso de la fábrica Nasa que se tuvo que cerrar, con lo que se denota una retracción eco­nómica, al igual que el caso de Vagos, que también sufrió pérdidas por sobre todo con las ventas en el interior y otras que, incluso, informaron pér­didas del 60%, resintió.

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