COMENTARIO

Por Alejandro Werner, director Hemisferio Occidental FMI

La actividad económica en América Latina sigue en aumento, pero a un ritmo más lento que el que se anticipara originalmente. El debilitamiento de la economía mundial y el aumento de la incertidumbre en la implementación de las políticas económicas contribuyen a que se esté moderando el impulso del crecimiento en América Latina. A nivel general, se espera que la región crezca un 2% en el 2019 y un 2,5% en 2020: tasas muy inferiores a las de sus pares de otras regiones. Para el Paraguay se espera un crecimiento de 4% en este 2019.

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El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales y la caída de precio de las materias primas que generaron las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China contribuyeron a que el crecimiento se desacelerara en la región. Además, la política monetaria se contrajo en algunas economías, a fin de contener las presiones inflacionarias relacionadas en parte con la depreciación de la moneda, atenuando aún más el crecimiento.

En términos de política fiscal –que también pasó a ser menos expansiva– aproximadamente la mitad de las economías de la región redujeron sus déficit primarios como porcentaje del PIB en el 2018. Sin embargo, esto no fue suficiente para ubicar la deuda pública en una trayectoria descendente, con la excepción de Argentina.

Riesgos: Mundiales e internos

Existen varios riesgos que podrían afectar en mayor medida las perspectivas de América Latina y el Caribe. Por ejemplo, un aumento de las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, o una desaceleración en algunas economías importantes, podrían determinar un menor crecimiento del comercio en la región.

La región a su vez se vería perjudicada si las condiciones financieras mundiales se endurecen más, lo que incluye aumentos repentinos de la volatilidad financiera mundial, un incremento de las tasas de interés de Estados Unidos y una apreciación del dólar de EEUU.

Además, un incremento de la volatilidad en los mercados mundiales podría generar una reducción de los flujos de capitales hacia la región, lo que podría afectar el potencial de inversiones.

La incertidumbre en la implementación de las políticas económicas empaña las perspectivas.

Tras una serie de elecciones sumamente anticipadas en América Latina, aumentó la incertidumbre en la implementación de las políticas económicas en algunas de las economías más grandes de la región, lo que afecta a las perspectivas.

Por ejemplo, en México, la interrupción del proyecto de construcción de un aeropuerto y cierto retroceso en algunas reformas de los sectores de la energía y la educación potenciaron la incertidumbre respecto de las políticas económicas en el país. En Brasil, la fragmentación del Congreso podría crear obstáculos para la ejecución del ambicioso programa de reforma estructural, consolidación fiscal y reforma de las pensiones.

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