• POR MARCELO TOLCES
  • Gerente de Contenidos GEN  

En la primera clase de la his­toria de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Albert Einstein, saludó primero a todos los alumnos en un hebreo básico y rudimentario. La clase no podía ser de otra manera, iba a ser sobre la Teoría de la Rela­tividad. Para los alumnos era una oportunidad única, de escuchar la teoría que había redefinido la física y la ciencia moderna, de la voz de su mis­mísimo creador. Pero Eins­tein, famoso también por un sentido del humor muy par­ticular e irónico, explicó a los alumnos que era probable que más de la mitad del auditorio no iba a entender la teoría, no solo por su complejidad, sino porque además tendría una dificultad extra: Einstein daría toda la clase en francés.

Einstein fue indiscutida­mente uno de los genios más importantes de la historia de la humanidad. Esa pri­mera clase que impartió en francés, frente un estudian­tado emocionado y confun­dido, era también un símbolo y una enseñanza, un mensaje para todos los que decidan en el futuro estudiar en esa uni­versidad: para poder deco­dificar los misterios del uni­verso, tendrán muchas veces que esforzarse mas allá de sus límites y aprender herra­mientas, ideas, idiomas que ni siquiera estaban en sus pla­nes. Lo que Einstein le estaba diciendo a los estudiantes en esa primera clase es que nunca se tienen los conocimientos suficientes, siempre se puede saber más, nunca se puede parar de aprender.

Se puede decir que de alguna manera el mensaje funcionó, ya que, frente a incontables adversidades, la Universidad Hebrea de Jerusalén se con­virtió en una de las más impor­tantes del mundo, en un cen­tro de innovación mundial que ha dado al mundo ganadores del Premios Nobel y avances importantes en casi todas las áreas del conocimiento humano.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La historia misma del naci­miento de la universidad está llena de simbolismos. Ya en el primer congreso sionista, 50 años antes de la creación del Estado de Israel, Theodor Herzl, el padre del sionismo político, pidió a las mentes judías mas importantes de la época que empiecen a imagi­nar y planear una universidad judía en la ciudad de Jerusalén, que en ese momento estaba bajo el control del Imperio Otomano.

Fueron Albert Einstein, Jaim Weizman y Martin Buber, entre otras personas destaca­das, quienes lideraron el pro­yecto y recorrieron el mundo buscando apoyo para poder construir la Universidad. En 1924 lograron su cometido y se empezó a erigir en el Monte Scopus la Universidad Hebrea de Jerusalén.

El Monte Scopus es el pico más alto de las siete colinas sobre la que está construida la ciudad de Jerusalén. Si bien no era el lugar más práctico para cons­truirla, la decisión se tomó basándose nuevamente en un simbolismo con un men­saje muy claro: la educación debía estar en el lugar más alto, por encima de todo. El conocimiento sería la herra­mienta más importante para lograr una nación próspera y un Estado exitoso.

El 14 de mayo de 1948 se crea el Estado de Israel y, después de mas de dos mil años de exilio en el mundo, el pueblo judío vuelve a tener un espa­cio al cual puede llamar hogar. Pero después de la guerra de la independencia, el Monte Sco­pus queda sitiado y en control de los países árabes. La Uni­versidad Hebrea de Jerusalén tiene que relocarse temporal­mente en otro campus.

Es recién en 1967, después de la guerra de los seis días, que Israel logra recuperar el Monte Scopus, cuando reu­nifica la ciudad de Jerusalén. La Universidad Hebrea reabre sus puertas en el campus origi­nal del Monte Scopus tan solo una semana después del final de la guerra. Hoy más de 23 mil alumnos integran la comuni­dad educativa.

La Universidad Hebrea de Jerusalén es especialmente fuerte en el campo de inves­tigaciones científicas, en las áreas de medicina, ingeniería y la nanotecnología.

Algunos productos que encon­tramos en el mercado y que tie­nen su origen en esta univer­sidad son:

• Los tomates cherry, entre una larga lista de tomates de mayor resistencia.

• El Exelon, una medicina prescrita para tratar el Alzhei­mer.

• La tecnología, A.D.A.S, o sis­tema de asistencia avanzada para conductores, que provee de advertencia para preven­ción de colisiones y cuya tecno­logía fue adquirida por TESLA para la fabricación de autos sin conductores.

También se destaca en el campo de las humanidades. El poeta Hayim Bialik enseñó en la Universidad. Frank Sina­tra no solo donó el auditorio, además fue parte del equipo que armó el programa musical de la universidad. Yuval Noah Hariri, el célebre escritor de Sapiens y Homo Deus, es egre­sado y profesor de este centro de estudios.

La Universidad Hebrea de Jerusalén logró avances importantes no solo para su país sino también para el mundo. Ahora, luego de haber anunciado una alianza histó­rica con Paraguay, se abre un nuevo camino para el cual debemos estar listos si quere­mos aprovecharlo al máximo. Y tenemos que hacer nuestras las enseñanzas de Einstein, en esa primera clase de la Univer­sidad, hace casi 100 años: siem­pre se puede saber más, nunca se puede parar de aprender, solo hay que estar dispuesto a esforzarse. Siempre.

Déjanos tus comentarios en Voiz