Cappro: apuntan a agregar valor industrial a los alimentos dentro de Paraguay
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El Paraguay del futuro debe continuar la estrategia de consolidarse como productor mundial de alimentos, pero como uno inteligente que se desarrolla y agrega el valor industrial dentro de sus fronteras, según expuso la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) ante técnicos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), por sus siglas en inglés.
En un conversatorio técnico, explicaron que la industria de la molienda de soja es un proceso crítico para el desarrollo de la industria alimenticia y la de biocombustibles, sectores donde Paraguay puede diferenciarse agregando valor, incorporando además mano de obra local que requiere mayor especialización.
“A nivel productivo, si bien se están realizando estudios para intentar realizar agricultura en zonas marginales, Paraguay ha encontrado limites en la expansión de su frontera agrícola. Sin embargo, a nivel industrial, es donde Paraguay tiene aún mucho por crecer”, expresó el presidente de la Cappro, Antonio Iati, asegurando que esto es posible con la implementación de algunas medidas concretas por parte del Estado que busquen aumentar la competitividad del sector.
En ese sentido, recordó que las industrias aceiteras son las únicas que no tienen derecho a la devolución del crédito fiscal del Impuesto al Valor Agregado (IVA) cuando exportan productos industrializados, lo cual se convierte en un costo elevado dejándolas fuera de competencia en el mercado internacional.
Añadió que Paraguay es el único país productor de soja en el mundo que no tiene políticas activasen favor de la industrialización dentro de su territorio. Y con los cambios en las reglas e inequidad fiscal se resta competitividad al sector, reduciéndose la capacidad instalada a 4,23 millones de toneladas/año y actualmente operan a niveles de 30 % de ociosidad.
Los analistas del USDA fueron Eric Gero y Katie McGaughey, que pertenecen a las oficinas de Washington, quienes dieron a conocer datos estadísticos e informaciones que podrán ser de utilidad para la toma de decisiones a los productores y a los diferentes actores de la cadena productiva del país, en vista a que en este mes se tuvo el inicio de la nueva campaña agrícola 2024/2025.
Para la Cappro, se está dejando de exportar valor agregado como aceite, harina y cascarilla de soja por enviarlo en estado natural, lo que resta competitividad al país. Foto: Archivo
Preocupan menos divisas por envíos de soja en estado natural y no como valor agregado
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Preocupa a la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) que sus previsiones de una menor industrialización se estén acercando, debido a la gran concentración de las exportaciones de soja en estado natural, lo cual está generando un cierre prematuro del procesamiento.
Menciona que para esta época, ya queda muy poca disponibilidad de la materia prima para que las industrias puedan seguir agregando valor, tras el reciente récord de exportación de soja en estado natural registrado hasta agosto, con lo que se agudiza la competitividad de las industrias aceiteras.
Y teniendo en cuenta la capacidad instalada actual que cubre solo 40 % de la producción de potencial de soja, más los precios registrados en el año y la estimación de molienda anual, es que el país dejaría de ingresar más de USD 65 millones este 2024 por exportar soja en estado natural en lugar de aceite, harina y cascarilla de soja.
Así lo indica el gremio en un informe respecto a la crisis agrícola que se está generando a raíz de ello, ya que en el acumulado de enero a agosto, fueron exportados 6,89 millones de toneladas de soja en estado natural. Cifra que supera ampliamente al mayor registro histórico anterior, de unas 5,21 millones de toneladas en el mismo lapso del 2020.
Dicho volumen parcial exportado ya supera incluso el total al cierre del 2020, periodo en el que se había enviado el mayor volumen de la materia prima sin procesar. Este aumento considerable, en especial por los envíos a Argentina, condicionó a que la industria local reduzca de manera considerable su actividad en este segundo semestre del año.
El gremio lamenta en este sentido, que la mayoría de las fábricas estarán prácticamente “paradas” por lo que resta de este año, cuya situación evidencia los problemas de competitividad que tiene la industria aceitera en Paraguay con relación a las de otros países.
Exportación de granos de soja agudiza crisis de la industria aceitera, advierte Cappro
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El récord de exportación de soja en estado natural registrado hasta fines de agosto último agudiza la crisis de competitividad que tienen las industrias aceiteras paraguayas y va confirmando las proyecciones de un cierre muy prematuro en las actividades de procesamiento en muchas de las plantas, que viene advirtiendo la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
Desde inicios de este año hasta el cierre del mes de agosto fueron exportados 6,89 millones de toneladas de soja en estado natural, cifra que supera ampliamente al mayor registro histórico anterior (5,21 millones de toneladas, en el mismo lapso comparado del 2020).
Se destaca que el volumen parcial exportado de granos de soja de este año ya supera incluso el total al cierre del 2020, periodo en el que se había enviado el mayor volumen de esa materia prima sin procesar.
El aumento considerable de la exportación de granos en estado natural, principalmente hacia la Argentina, llevó a que la industria local reduzca de manera considerable su actividad en este segundo semestre del año, básicamente forzando a que la mayoría de las fábricas estén actualmente paradas por lo que queda del año.
Esta situación evidencia los problemas competitividad que tiene la industria aceitera en Paraguay con relación a las industrias de otros países y en este periodo en particular con respecto a la Argentina, principal destino de la soja producida en nuestro país.
Para modificar la situación actual se requiere de políticas activas, principalmente un tratamiento fiscal que garantice equidad entre las industrias exportadoras y no genere sobrecostos para el que es el principal sector industrial del país en términos de inversión extranjera directa.
La aceitera es la única industria en Paraguay que no tiene derecho a la devolución del IVA al exportar productos procesados. La realidad a la que se enfrenta este sector es que, en las condiciones actuales, incluso para estas industrias que han realizado grandes inversiones en el país es más competitivo exportar soja en estado natural, que son utilizados por fábricas del extranjero, que aprovechar la capacidad instalada disponible en el país.
Cappro apunta a agregar valor industrial a alimentos
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El Paraguay del futuro debe continuar la estrategia de consolidarse como productor mundial de alimentos, pero como uno inteligente que se desarrolla y agrega el valor industrial dentro de sus fronteras, según expuso la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) ante técnicos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), por sus siglas en inglés.
En un conversatorio técnico, explicaron que la industria de la molienda de soja es un proceso crítico para el desarrollo de la industria alimenticia y la de biocombustibles, sectores donde Paraguay puede diferenciarse agregando valor, incorporando además mano de obra local que requiere mayor especialización.
“A nivel productivo, si bien se están realizando estudios para intentar realizar agricultura en zonas marginales, Paraguay ha encontrado límites en la expansión de su frontera agrícola. Sin embargo, a nivel industrial, es donde Paraguay tiene aún mucho por crecer”, expresó el presidente de la Cappro, Antonio Iati, asegurando que esto es posible con la implementación de algunas medidas concretas por parte del Estado que busquen aumentar la competitividad del sector.
En ese sentido, recordó que las industrias aceiteras son las únicas que no tienen derecho a la devolución del crédito fiscal del IVA cuando exportan productos industrializados, lo cual se convierte en un costo elevado dejándolas fuera de competencia en el mercado internacional.
Añadió que Paraguay es el único país productor de soja en el mundo que no tiene políticas activas en favor de la industrialización dentro de su territorio. Y con los cambios en las reglas e inequidad fiscal se resta competitividad al sector.
Cappro apunta a la consolidación de la industria aceitera dentro del país
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El gremio aglutina a las diez aceiteras más importantes del Paraguay.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), desde sus inicios (hace 18 años) hasta la fecha, ha tenido un desempeño destacado en la sustentabilidad ambiental, la logística fluvial, el combate al contrabando y coadyuvando con el esfuerzo de los productores de materias primas para la industria aceitera.
La Cappro es un gremio que agrupa a las 10 industrias aceiteras más importantes del Paraguay, cuyo volumen de producción representa el 95 por ciento de la cantidad de aceites y harinas oleaginosas producidas y exportadas por el país. Las firmas asociadas a Cappro son:
ADM, Bisa, Bunge, Caiasa, Cargill, Conti Paraguay, Copagra, LDC, Mercantil Comercial y Oleaginoza Raatz; las mismas canalizaron aproximadamente más del 60 por ciento de la soja cosechada en el país en la última década. Algunos de los asociados realizan otros procesos industriales conexos, como envasado de aceites comestibles, producción de grasas y margarinas, balanceados y aceite de coco.}
“Luego del gran flujo de inversiones en el sector, a inicios de la década pasada, la industria aceitera paraguaya se posicionó como la principal actividad industrial en términos de saldo de inversión directa, con 861 millones de dólares al cierre de la última actualización realizada por el Banco Central del Paraguay”, comenzó diciendo Sandra Noguera, gerente general de Cappro, a La Nación/Nación Media.
Explicó que en ese periodo surgieron nuevas industrias y otras fueron ampliadas y mejoradas, con lo que la capacidad para industrializar se triplicó. Sin embargo, los constantes cambios de reglas redujeron la competitividad del sector, modificando de manera significativa los planes iniciales.
“Esto puso freno a las inversiones, ya que el escenario se volvió incierto, con lo cual actualmente no existe la previsibilidad necesaria para los inversionistas y el año se está volviendo crítico para la agroindustria”, explicó.
Las agroindustrias en el Paraguay, además de los beneficios directos en generación de empleos formales y de calidad, la creación de polos de desarrollo, el mayor ingreso de divisas al exportar productos industrializados de mayor valor que las materias primas, aportes fiscales, entre otros, indirectamente a lo largo de los años han impactado positivamente en rubros conexos, propiciando y facilitando el crecimiento de la cría de cerdos y aves, ganado lechero, piscicultura y otros.
Entre los planes de Cappro está la consolidación de la industria aceitera dentro del territorio como eslabón fundamental para el desarrollo del resto de la cadena. Sobre este último punto, las industrias asociadas a Cappro, con las políticas públicas adecuadas, pueden colaborar con los planes del Gobierno de convertir al Paraguay en capital del biocombustible, ya que son las proveedoras naturales del aceite crudo necesario para la producción de este.
Agregó que el desafío para este segundo semestre del año, y para los próximos años, es encontrar mecanismos que permitan a la industria local aprovechar su capacidad instalada y recuperar rentabilidad que se ha ido erosionando sistemáticamente en estos últimos años.
“Las previsiones de industrialización para el cierre de este año no superan los 2,5 millones de toneladas, representando una capacidad ociosa de más de 1,8 millones de toneladas, lo que pone en evidencia cómo van profundizando aún más las condiciones de competitividad negativas para la subsistencia de las industrias aceiteras nacionales que apostaron por el país”, comentó.
Explicó que para enfrentar un nivel más competitivo es crucial robustecer la agroindustria con políticas públicas enfocadas en lograr una mayor industrialización de la materia prima agrícola dentro del territorio nacional. “Se requiere de una política industrial clara que nos ayude a concretar el potencial del sector”, sostuvo.
Como gremio, la mayor satisfacción es haber adquirido un desempeño destacado en la cooperación integral en las actividades de las industrias aceiteras, en ocupar un espacio cada vez mayor en la instalación del diálogo abierto con las autoridades del Gobierno y con los otros actores de la economía nacional, entre otros aspectos.
“Otro punto que enorgullece a Cappro es el haberse convertido en un ente de referencia a nivel local e internacional en la generación de estadísticas del sector agroindustrial”, comentó. Asimismo, dijo que se debe reforzar el diálogo entre el Gobierno y los sectores que invirtieron o desean invertir en el país, con miras a transformar las ventajas comparativas del Paraguay en verdaderas ventajas competitivas.
“La Cámara tiene por misión impulsar la industrialización de oleaginosas y cereales en coordinación con el sector público, fomentando el crecimiento de la producción agrícola e industrial, generando mayores ingresos de divisas y puestos de trabajo, con responsabilidad social y medioambiental”, aseguró.