Durante el Congreso AL Brangus se presentó información acerca de la relación precocidad de vaquillas con las pruebas de Consumo Residual de Alimentos (RFI), con base en una investigación conjunta entre la Universidad Nacional de Asunción –UNA– y la Asociación de Criadores de Brangus del Paraguay (ACBP). Se trata de una herramienta que puede generar mejoras en la rentabilidad de las operaciones.
La exposición estuvo a cargo de Diego Ocampos, quien mencionó que de acuerdo a la clasificación y tipificación de carcazas, la carne premium y superior que se dispone en el mercado, son animales relativamente jóvenes de 24 a unos 32 meses, que es la ideal para el consumo. Es por ello que los animales jóvenes, con buenas características carniceras bien terminadas, son prioritarios, remarcó.
“En la cadena bovina uno siempre busca tratar de servir a los animales lo más rápido posible, para incorporar mejora genética de manera constante, y al mismo tiempo reducir el tiempo de puesta a venta con lo que se apunta mejorar el flujo de ingresos que es fundamental, porque el patrimonio es muy grande”, expresó.
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Menor consumo residual
La precocidad básicamente consiste en qué tan rápido el animal está en condiciones de ser servido, y junto con el protocolo de consumo residual se ve si esas características en hembras que consumen menos, comparativamente con la misma ganancia diaria de peso tienen la misma velocidad que otras, indicó.
La otra característica es que el consumo de una vaca en hacienda de cría corresponde el 60 % de lo que se gasta en alimentación, es decir, un establecimiento dedicado a la cría entre el 50- 60 % del ganado corresponde a vientres para reproducirse, que si aplica un menor consumo residual, tendrá un ahorro considerable en insumos siempre que mantenga las mismas características de precocidad y vuelta a servicio.
Es decir, cualquier elemento de mejora en el proceso que acelere la salida a la venta del animal sin sacrificar otras características igualmente importantes, será mejor porque se conjuga con la rentabilidad del negocio. “En lo que respecta la faena nacional, la raza brangus hoy es una de las mejores posicionadas en términos de calidad, y esperamos que siga no solo en características productivas sino también en calidad de carcazas”, remarcó.
Por lo tanto, se espera que la clasificación y la tipificación sea un instrumento de reducción de asimetrías entre el productor y la industria frigorífica, de modo a entender que lo más beneficioso para todos es salir adelante de forma conjunta, ratificó el referente.
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