Melissa Palacios

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La coyuntura climática como la reciente sequía que retrasó cultivos de varios departamentos del país obliga a buscar mecanismos para optimizar la producción. La implementación del uso sostenible del agua como la cosecha del agua de lluvias es una alternativa viable, así como las buenas prácticas agrícolas, utilizar densidades de siembra más largas o variedades resistentes a altas temperaturas.

El ingeniero Edgar Mayeregger, director de la Unidad de Gestión del Ministerior de Agricultura y Ganadería, señaló a La Nación/Nación Media que en Caazapá y San Pedro ya se realizó un proyecto piloto para enfrentar la falta de lluvias en ocho fincas de agricultura familiar utilizando un sistema bastante sencillo y económico.

“Cosechamos agua de los techos a través de las lluvias para el manejo de la huerta familiar donde el productor no tenga problemas de regar sus plantíos y les dé de beber a sus animales”, explicó sobre el método que puede servir para animales menores e incluso lecheras, aclarando que principalmente puede ser aprovechado por este sector.

Se verá la forma de replicar la propuesta en diversas localidades gracias a sus buenos resultados, a medida de que se vayan consiguiendo recursos, pero se realizará con lo que tiene el productor en su finca. El director de la Dirección de Extensión Agraria (Deag), Esquicio Meza, había informado el jueves que el próximo martes se presentará un plan de contingencia para la situación de sequía en el Norte y así oxigenar a la agricultura familiar.

Mencionó que solo se necesita tener un techo de ambos lados, una canaleta para que el agua que caiga vaya a un reservorio, una canilla, y un sistema que le permita llegar hasta el lugar para el riego. “En este caso nosotros instalamos un tanque de 2.000 litros, el productor puede tener uno mayor o uno menor”, sostuvo.

Por ejemplo, en San Pedro se rodeó con una canaleta de 24 metros a una casa de 10 metros de largo por 4 metros de ancho y una lluvia de 20 mm que precipitó llenó el tanque en solo 15 minutos. “Un milímetro de lluvia caída significa un litro de agua por metro cuadrado del terreno que debe de juntarse y eso sería lo ideal, son variables que hay que tener”, dijo y agregó que en el campo se está empezando a dar importancia al sistema tras los problemas que ocasionó la sequía.

Una gama de técnicas

También existen otros modelos con costo e inversión mayores que incluyen pequeñas lagunas donde se acumula agua que luego es bombeada para ser utilizada; o bien utilizar variedades resistentes a altas temperaturas y estrés hídrico. “Además existe la nanotecnología que queremos probar, es muy cara pero queremos probar a nivel de finca porque retiene la humedad del suelo y cuando termina el ciclo de cosecha termina también esas burbujas de agua”, mencionó.

Recomendó no mover el suelo y siempre tratar de utilizar siembra directa o laboreo cero para no exponer a la semilla a la humedad del ambiente. Sostuvo que en lugar de plantar entre 5 cm de espacio, podría hacerse a 8 cm para que la competencia por el agua sea menor.

Ante la consulta sobre lo que haría falta para contar con más productores que se sumen a la colecta hídrica, mencionó que los agricultores no deben tener miedo a los cambios. “Muchas veces la gente se resiste a eso, pero es para priorizar la seguridad alimentaria en el caso de la agricultura familiar”, subrayó Mayeregger.

Según los últimos datos del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio) desde el 23 hasta el 30 de octubre se espera que los niveles de precipitación lleguen a incluso los 50 milímetros en el centro, este y norte de la región Oriental, así como en varias zonas del Bajo Chaco, lo cual será beneficioso para el suministro adecuado de humedad en el suelo y la reanudación de las actividades de siembra de los distintos cultivos.

Ingeniero Edgar Mayeregger, director de la Unidad de Gestión del MAG. Foto: Archivo

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