Emoción, felicidad y gratitud fueron los matices que pintaron de gala la premiación del primer Campeonato Nacional de Albañiles, que se realizó este lunes por la tarde en las instalaciones de la Cámara Paraguaya de la Industria de la Construcción (Capaco), uno de los gremios organizadores junto con la Cámara Vial Paraguaya (Cavialpa) y la Cámara Paraguaya de Desarrolladores Inmobiliarios (Capadei).
La Nación/ Nación Media estuvo presente en el acto, y recopiló la experiencia de los líderes de los equipos ganadores, quienes desde la primera fecha de competencia se mostraron entusiasmados y motivados por llevarse alguno de los premios, además de demostrar sus aptitudes como trabajadores de la albañilería.
El evento inició el 26 de agosto, siguió con otras tres fechas más en setiembre, siendo este último sábado la gran final. La competencia sorprendió con casos e historias conmovedoras como la de don Alejandro Espínola, un albañil experimentado que pese a décadas de dedicarse al rubro, aún no tenía su casa propia de material. Durante el campeonato accedió a bolsas de cemento como premio. También un joven con discapacidad auditiva y del habla, y hasta la participación de mujeres que fueron la gran sorpresa.
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Mujeres en obras
Una de ellas, Cinthia Giménez (34), casada y madre de dos niños, compartió con LN su experiencia, a la que calificó como muy satisfactoria, pues junto con sus compañeras demostraron que las mujeres también pueden ocupar un rol importante en el rubro de la construcción.
“Somos estudiantes de albañilería en el Snpp, nuestros compañeros nos invitaron y vinimos en representación de las mujeres para que sepan que también podemos, que es un rubro para todos, es cuestión de echarle gangas realmente y salir adelante con eso, porque estoy en busca de mi casa soñada”, expresó la valerosa mujer.
Al igual que las demás chicas participantes, se lleva en G. 250.000 en efectivo, además de otros premios consistentes en materiales para obras como cemento, pinturas y aditivos, con los que ella ya podrá empezar a construir su casa soñada, dijo.
Dos primeros puestos
Lucio Salinas (47) es vocero del equipo N°11, uno de los dos primeros puestos que ganó G. 5 millones en efectivo. Quien se dedica desde hace casi 3 décadas a la construcción, se mostró agradecido con el evento, al ser la primera vez que se les dan un espacio de reconocimiento a los albañiles.
“Es importantísimo este tipo de actividades, ya hacía falta porque pudimos capacitarnos y sumar a nuestros conocimientos, y ojalá que continúe porque hay muchos trabajadores que tienen ese potencial, pero faltaba esto para darles esa oportunidad de aprender nuevas técnicas”, indicó.
Agregó que son trabajadores de la constructora Benítez Bittar, junto con sus compañeros escucharon de la competencia y se animaron a ser parte. En cuanto a cómo usarán el premio, Lucio mencionó que ya le hacía falta una pintura a su casa, por lo que su parte la destinará a ello. Pero su equipo ganador honrará al resto de sus compañeros de obras con un gran asado, como reconocimiento a la labor.
Así también, Edgar Sánchez (22), del equipo N° 5, el otro primer puesto que se llevó G. 5 millones en efectivo más vales de productos, fue el que motivó a sus compañeros de la constructora Tecinci, y él empleará su parte para retirar su vehículo del taller.
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Piden más cursos
El segundo puesto, que también se alzó con los G. 5 millones en efectivo, estuvo integrado por 4 jóvenes estudiantes de albañilería del Snpp, quienes vieron la convocatoria y sin dudarlo se sumaron al concurso.
Benito Espínola (29), hermano de David; el joven con discapacidad auditiva y del habla que también se destacó en la competencia, rescató la gran apertura de este tipo de iniciativas que sin duda les abrirá puertas, dijo, pues aprendieron técnicas que no manejaban en los usos de ciertos productos que ya facilitan y mejoran las terminaciones.
En ese sentido, aprovechó para solicitar más cursos en el rubro, en especial uno destinado para maestro mayor de obras, que sería una especie de técnicos en arquitectura, de modo a que puedan avalar sus aptitudes y conocimientos y así poder abarcar obras más grandes o de mayor envergadura.