El renacimiento de la idea de establecer una moneda única entre los países del bloque regional, Mercado Común del Sur (Mercosur), en especial de las dos potencias económicas más grandes, Argentina y Brasil, removió aquella intención ya plateada en 1997 por el entonces presidente argentino Carlos Menem, lo recordó Humberto Colmán, miembro del Directorio del Banco Central del Paraguay (BCP).

Lo cual todavía no está claro si sería solo entre los denominados socios grandes del Mercosur o si incluso alcanzaría a todo el bloque, un hecho que podría reducir incertidumbres y profundizar el comercio, dijo en una publicación en Twitter, que en principio es la razón primaria según el planteamiento.

“Hoy día se mantienen divergencias significativas entre las políticas fiscales, monetarias y cambiarias, así como en la institucionalidad monetaria, lo que hace poco probable la coordinación de políticas y menos aún una moneda única en el corto plazo”, concluye en su análisis.

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Requerimientos moneda única

Pero para plasmarlo, Colmán indaga más allá de las probabilidades e implicancias, al tiempo de asegurar que “objetivamente no están dadas las condiciones económicas”, poniendo en contexto dos documentos importantes, como lo son el de Robert Mundell, considerado por muchos el “padre intelectual” de la creación de la moneda única europea, el euro, por su aporte con A Theory of Optimum Currency Areas o Teoría del Área Monetaria Óptima (1961), que es la que analiza.

Y el de Barry Eichengreen, economista estadounidense que en 1998, año posterior al anuncio de Menem, ya evaluó la posibilidad en su publicación Does Mercosur Need a Single Currency?- ¿Necesita el Mercosur una moneda única?, para quien quiera tener otra mirada, se puede leer aquí.

El especialista señala que el criterio de Áreas Monetarias Óptimas dice que la moneda única para un grupo de países requiere en primer lugar de choques simétricos y alta correlación de sus economías, en segundo lugar un alto intercambio comercial. En tercer orden de similares políticas económicas, seguido de una flexibilidad del mercado laboral.

Colmán explica que los puntos 1, 2 y 4 implican una libre movilidad de bienes, servicios, y factores, por lo que si se busca establecer compromisos creíbles para avanzar hacia una mayor integración, primero se debería garantizar la “libre movilidad efectiva”, remarcó en el posteo.

También sería preciso utilizar más el sistema de pagos en moneda local con la compensación vía bancos centrales, empezar de vuelta a coordinar metas, seguidamente coordinar políticas y así avanzar hacia una convergencia de los regímenes de políticas macro.

Y para todo ello, se requieren reformas para ordenar las finanzas públicas, resolver el financiamiento del déficit y atender los desafíos fiscales pospandemia, lo que sería importante para reducir el eventual riesgo de dominancia fiscal.

Por último, se sustenta con un documento del Mercosur que concluía en el capítulo sobre coordinación de políticas, escrito por el Dr. José Fanelli (http://cdi.mecon.gov.ar/bases/docelec/br1009.pdf), que indica que se debe reforzar la institucionalidad del bloque, empezando por metas creíbles de convergencia nominal.

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