El sector productivo se encuentra con perspectivas positivas en cuanto a la producción de soja gracias a las precipitaciones que se registraron en los últimos días. De esta manera, el sector buscará llegar a las expectativas iniciales de cosechar 10 millones de toneladas para recuperar los niveles de años anteriores, tras un mes de diciembre difícil, caracterizado por la falta de humedad en muchos puntos del país.
Así lo mencionó Héctor Cristaldo, titular de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), agregando que se tuvieron parcelas que fueron afectadas, pero que en general hay buenas proyecciones. “Ayer (por el lunes) comenzó una lluvia general que trae tranquilidad, renueva la esperanza y genera la posibilidad de una buena cosecha todavía y que marque la recuperación después de los peores números de los últimos treinta años”, expresó a Unicanal.
Comentó que diciembre es el mes donde mayor exigencia tienen los cultivos, puesto que se cargan los granos, florecen y se culmina con la cosecha. “Fue una lluvia salvadora, porque estábamos ya en un escenario preocupante, no en uno extremo como fue el año pasado con la sequía cuando las pérdidas eran enormes, pero sí preocupados porque desde el 2 de diciembre que no venían lluvias, solo aguaceros”, afirmó, así como comentó que esto levantó el espíritu de los agricultores quienes ya se encontraban con mucho desánimo.
El presidente del gremio refirió que los precios para este 2023 estarán razonablemente bien, por encima de los US$ 500. “No llegarán a los picos del 2021 y el año pasado, pero son buenos. En rendimientos por hectárea vamos a salir bien para enfrentar con holgura los compromisos postergados”, remarcó Cristaldo, agregando que esto será muy importante para equilibrar las finanzas y el bolsillo de los productores.
Desde el sector esperan un efecto rebote en la economía con esta producción teniendo en cuenta que en el 2022 representó el año con la peor producción agrícola registrada en la historia de nuestro país debido a la sequía, puesto que los rendimientos promedio fueron de apenas 979 kilos por hectárea, frente a más de 2.000 kilos por hectárea que se produjeron en la zafra anterior, con un volumen total de 3.418.971 toneladas.